“A mí me putearon 600 mil personas en una marcha de repudio al voto que aplicó el 2x1 a un ex represor, pero un juez -como un árbitro- no puede tenerle miedo a la tribuna”. La comparación con un referí argentino, Horacio Elizondo, fue la elegida hoy por el presidente de la Corte Suprema Carlos Rosenkrantz para referirse al fallo que firmó en mayo de 2017, junto a Horacio Rosatti y Helena Highton, para aplicar el 2x1 a condenados por delitos de lesa humanidad. Esto implicaba computar dobles los días transcurridos en prisión sin sentencia firme.

“Cuando le preguntaron (a Elizondo) cómo se le ocurrió amonestar a Zinedine Zidane por el cabezazo que le dio al italiano Materazzi, respondió ‘es el 10 de los de camiseta blanca. No me importa su nombre’”, continuó el magistrado con su metáfora futbolística. “Si no tenés el equipamiento psicológico para bancarte que toda la tribuna de River te insulte, no dirijas Boca-River. Si lo hacés, estarías falseando las expectativas que hay sobre vos”,  siguió explicando, en conversación con medios oficialistas, su decisión de firmar el fallo que generó multitudinarias manifestaciones en repudio en las plazas de todo el país y, después, derivó en la aprobación en el Congreso en tiempo record de una limitación a la aplicación de ese beneficio para genocidas.

El presidente de la Corte también se expresó sobre la exención del impuesto a las ganancias de la que gozan los jueces. “No es una consagración de un privilegio”, advirtió el magistrado para después reconocer que “no hay ningún juez ni ningún funcionario que no esté de acuerdo con que tienen que pagar Ganancias”, siempre y cuando la pérdida de ese beneficio impositivo implique una compensación en el salario: “Lo que no se quiere es que el salario sea reducido para pagar Ganancias. Pero si hubiera un incremento salarial y sobre ese incremento se redujera el monto para pagar Ganancias no habría ninguna oposición”, puntualizó.

“La baja reputación en parte es producto de deficiencias, de problemas comunicacionales. Una de las cosas que el Poder Judicial tiene que hacer es comunicar mejor, hay muchas cosas que podrían haber sido explicadas mejor”, dijo sobre la percepción social del accionar de la Justicia y en defensa de los jueces el magistrado que en diciembre de 2015 fue propuesto por el presidente Mauricio Macri para entrar por la ventana a la Corte Suprema. En aquel entonces, el decreto de Macri para ubicarlo, junto a Horacio Rosatti, en en máximo tribunal sin la intervención del Senado generó uno de los primeros grandes escándalos institucionales de Cambiemos y derivó en la marcha atrás del Presidente. Luego, en junio de 2016 el Senado aprobó el pliego de Rosenkrantz por 58 votos a favor y 22 negativos. Finalmente, el 1 de octubre de este año Rosenkrantz asumió la presidencia de la Corte Suprema, tras once años de mandato de Ricardo Lorenzetti. Tras su asunción al frente del máximo Tribunal se inició un fuerte conflicto con su antecesor: Rosenkrantz acusó a Lorenzetti de haber desmantelado el área de comunicación de la Corte. En conversación con los diarios Clarín y La Nación, el magistrado se refirió escuetamente al conflicto con su antecesor. Dijo sobre Lorenzentti: “Nos tenemos simpatía. Esa diferencia fue producto de un momento muy particular en donde las emotividades saltaron incontrolablemente”.

Otra de las pruebas de la tensión dentro del máximo Tribunal tuvo lugar la semana pasada. Rosenkrantz y Highton de Nolasco fueron los únicos que aceptaron la invitación a un almuerzo con el presidente, el jefe de Gabinete Marcos Peña y el ministro de Justicia Germán Garavano, en la Casa Rosada. El convite, presentado por voceros oficiales como un “encuentro de carácter institucional” fue también minimizado por el supremo en sus declaraciones de hoy. Dijo que se trató apenas de un “almuerzo frugal”: “Con la doctora Highton sabemos que un almuerzo no compromete ni nuestra imparcialidad ni la independencia del tribunal. Fue un almuerzo frugal. Demasiado frugal. Conversamos sobre las necesidades presupuestarias del tribunal, la necesidad de aumentar los salarios y el estado de los tribunales”.