"Te darás cuenta de la emoción que tengo cuando hablo", dice Evelina Sanzo. Es así. Tanto como la búsqueda del momento para atender el teléfono. Pasa horas y horas en el estudio, con los días y las noches alterados. No es para menos, está dedicada de lleno a Tabú, su segundo disco, posible a partir del crowdfunding, la vía de financiación virtual que la cantante y compositora rosarina abrió al público.

La respuesta fue altamente satisfactoria, a partir de un trabajo de empeño en comunicar y explicar a sus posibles activistas para, ahora, devolverles con música. Dice que está encantada y que cree que "de acá en adelante va a ser así con mis discos, no me veo trabajando con un productor que venga y me diga: 'Mirá, esto va a sonar así, te guste o no'. No, ya no; ahora decido yo cómo quiero que suene".

Tabú está en una etapa de búsqueda sonora, altamente demandante, de conducta obsesiva. "Estamos haciendo la preproducción en un estudio casero, trabajando con Hernán Flores, también productor del primer disco. En esta oportunidad estoy más metida en la producción, casi como que lo estoy produciendo yo, con la tutoría de Hernán. Estoy en todos los detalles y es fantástico. Eso sí, perdés la noción del tiempo. Miraste el reloj y se hicieron las 8 de la mañana. Resulta que estás trabajando desde las diez de la noche y en el medio resolviste tres temas o un tema se fue para otro lado. ¡Hay tantas posibilidades de definir cómo va a sonar un tema! Además, yo ya los tengo en la cabeza, lo que tengo que hacer es 'bajarlos', pero si sale algo que te lleva para otro lado, son tres o cuatro horas más".

En ese proceso, el grupo de trabajo se revela fundamental. Junto con Evelina (voz, guitarra acústica, secuencias y canciones), figuran Hernán Flores (bajo y arreglos), Leonel Lúquez (piano) y Alvaro Manzanero (batería). "Yo tengo 'traductores', como por ejemplo Alvaro Manzanero o Hernán Flores, porque traducen lo que yo por ahí no tengo en cuanto a lenguaje musical o a herramientas técnicas para llevarlo a cabo. Cuento con un montón de gente alrededor, talentosa, que por suerte sabe comprender la idea, y eso no es fácil. Estoy entrando en una etapa seguramente obsesiva (risas), pero estoy fascinada, contenta".

El crowdfunding cerró su plazo hace diez días atrás en la plataforma http://panaldeideas.com, y la respuesta artística de Sanzo fue inmediata: encerrarse a trabajar. "Esto de contar con el dinero, te da la tranquilidad de tener todo el tiempo necesario para trabajar. Si no hubiera hecho esta campaña, me tendría que estar preocupando por dar clases o por tocar para tener la plata, esta tranquilidad de poder quedarme diez, catorce horas trabajando, es fantástica".

Según Evelina, la preproducción insumirá los meses de enero y febrero, con las miras puestas en marzo para la grabación. "Voy a sacarlo a través de mi propio sello, Neptunia Discos, si termino con ciertas cuestiones legales. Tabú va a tener 17 canciones, con letras fuertes. Hay canciones que no pensé que algún día las iba a cantar, las escribí cuando tenía 20 años, son todas de mi autoría. En uno de los temas está invitado Adrián Abonizio, con quien compartimos unos conciertos en la Orquesta Escuela de Tango; yo hice un taller de canciones con él, y cuando vio lo del crowdfunding se interesó y terminamos por darle forma a un tango mío, "Recién robada", que él va a cantar. Va a estar bueno, porque es un músico al cual admiro, y que también va por esta parte independiente, por fuera de lo comercial. El disco va a tener cosas más minimalistas, algo que en el primero no sucedió (se refiere a Curandera, del 2014), que fue casi todo con banda, con varios instrumentos; éste tiene algunos temas más locos, si se quiere, con menos instrumentación, pero todavía estamos buscando el sonido".

‑Dada tu experiencia, tu conocimiento del mercado, financiarte de esta manera es algo que seguramente cambia el panorama.

‑Para mí es la posibilidad de seguir decidiendo cómo suena mi música. Tengo colegas y amigos que han pasado por sellos, y les dicen que tienen que cantar un tema inédito porque hay ciertas cuestiones de Sadaic relativas a los derechos de autor, o les hacen meter tres temas que no son suyos a cambio de otros, o les proponen ir cincuenta y cincuenta con los derechos de Sadaic. Son cuestiones con las que tenés que lidiar cuando entrás en sellos con cierto prestigio. Como el que te pongan a sonar y rotar en la radio. No es mi caso, yo no pago para eso. Pero bueno, la posibilidad del crowdfunding es la de seguir decidiendo de qué manera me voy a manejar. Ya tengo cierta experiencia. A los 18 años estuve en Operación Triunfo en Telefé, y tengo más o menos idea sobre todo lo que es lo comercial, de tener que ir a tocar a ciertos lugares, y no está bueno cuando vos no decidís, cuando no tenés ganas de hacer algo pero te obliga un contrato. Todo eso no quisiera volver a pasarlo, así que fantástico que me pueda manejar de esta manera.

‑Las nuevas tecnologías han supuesto una crisis al panorama musical, pero a la vez han abierto otras posibilidades.

‑A las nuevas tecnologías hay que saber aprovecharlas, ya sea con un canal en YouTube, con las redes sociales. Yo me he manejado de esa manera este último tiempo, me mantuve en contacto con gente que me escribía desde otros lugares. Me sirvió cuando estuve en Cosquín, donde me vio mucha gente. Trato de que esos espacios masivos logren un contacto posterior a través de las redes sociales. Cuando fue lo del crowdfunding, le escribí por Facebook a todas las personas de las que tenía sus contactos, quienes me habían escrito cuando fue lo de los Gardel (Curandera estuvo nominado a los premios Gardel 2015), les expliqué sobre la posibilidad de grabar mi segundo disco, y que lo estaba vendiendo por adelantado. Era la pura verdad, y tuve un poco de miedo, porque acá en Argentina el crowdfunding es un poco nuevo, hubo que explicarle mucho a la gente, a veces yo misma les hacía el trámite de ingreso a la página. Fueron dos meses de ir a las radios, a los programas de tele, pero valió la pena porque ahora lo estoy disfrutando.