Soy tu seguidora nació a partir de una invitación que la directora Daniela Regert recibió para un festival donde cada participante tenía que regalarle a otro un hecho artístico. Como Regert no sabía qué ofrecerle a su azaroso beneficiario, le recomendaron que para conocerlo mejor revisara sus redes sociales. Que lo stalkeara, básicamente. Y allí estaba la idea: en la obra, el personaje Daniela intenta por todos los medios (de Facebook) conocer hasta los más mínimos detalles de un indiferente Fernando, y procura conquistarlo online aunque él no se entere de su existencia. Lo monstruoso de la obsesión, siempre oculto, está puesto a la vista de todos.

Día y noche, Daniela revisa el perfil de Fernando, se baja sus fotos, se bardea con gente que no conoce porque la pantalla no le muestra lo que ella desea. “Creo que más o menos todos conocen algo de eso. Yo venía haciendo catarsis en el diario, de algunas situaciones mías, y pude canalizar un montón de cosas”, explica la directora. Y aclara que aunque el muro de Facebook que se muestra es el suyo, la obra no es una biopic porque “hay que condimentar la realidad para que pase algo bueno en el teatro”.

Con el desarrollo tecnológico cambiaron también las formas en las que nos relacionamos: “Se ve la realidad a través de las redes sociales. Y uno siente que interactúa pero es una realidad a la que no puede acceder, llena también de mentiras”, analiza. En esas redes sociales, cada uno se exhibe y gusta de que lo vean exhibiéndose, pero en el espejo del otro lado de la pantalla al stalker le gusta mirar pero no que lo vean mirando. Esa obsesión va consumiendo su vida (real) hasta trasladarla al muro de Facebook. Likeo y me likean, luego existo. “Soy tu seguidora trabaja mucho sobre el ser mirado y el mirar, con la exposición de lo privado y la ausencia de límites entre lo íntimo y lo público; y esta obra lo hace espectáculo”, cuenta Regert.

La puesta en escena propone este desdoblamiento: la protagonista cuenta sus miserias y su sufrimiento al público mientras en una pantalla gigante su Facebook construye un mundo feliz. Al fin y al cabo, el stalker no quiere la felicidad para su vida sino para mostrarla en redes: su existencia es a través de la pantalla. En contacto con cada rincón del mundo, la más absoluta soledad es posible. ¿Cómo proponer reírse desde las miserias del ser humano? Esta obra logra la comicidad casi sin buscarlo. En el contrapunto entre el escenario como vida real y la pantalla, con nada se ocultan los secretos más vergonzosos, el desborde de una obsesión que no busca más que cumplir su objetivo online: no quiere matrimonio, casa, mascota y dos hijos; lo que realmente anhela es una buena foto de perfil.

¿Qué otro vemos en las redes? Hay una distancia entre lo que es, cómo se muestra y lo que deseamos que sea: la obsesión fisgona rellena esa cáscara con su propio deseo. “Cara a cara también pasa pero hay menos margen para el propio deseo. En Facebook eso está más abierto, se puede hacer el perfil perfecto con las fotos perfectas... Vemos lo que queremos ver allí”, analiza la directora, y compara con “la foto de la hamburguesa de McDonald’s, que después cuando la pedís es re diferente”. Así, concluye Regert, esta obra resulta ser “como un posteo que nadie se animó a publicar y que devela el lugar excesivo y miserable del voyeur”.

* Soy tu seguidora va los sábados a las 21 en El Estepario, Medrano 484.