Decenas de amigos, colegas y personalidades políticas turcas, dieron el último adiós al periodista saudí Jamal Khashoggi en un funeral simbólico, sin cadáver. “Sabemos que a Khashoggi lo mataron y lo descuartizaron en el consulado (saudí) para hacer desaparecer su cuerpo”, denunció ante los presentes Yasin Aktay, un alto cargo del gobernante partido turco AKP. “Solo pedimos justicia. Pedimos saber qué pasó exactamente”, exclamó el dirigente que forma parte de la asociación “Amigos de Khashoggi”, a la que pertenecen también políticos y disidentes de varios países árabes. Similares funerales simbólicos se celebraron en las pasadas semanas

en varias ciudades de Europa, América y Oriente Medio, como Londres, La Meca, Medina, Túnez, París y Washington. “Pedimos justicia no sólo para Khashoggi, sino también para las miles de personas a las que persiguen y matan cada día en Arabia Saudí, Egipto, Libia, Yemen”, dijo Amr Darrag, ex ministro egipcio vinculado a los Hermanos Musulmanes, un movimiento cercano al AKP. Todos los que le dedicaron unas palabras al columnista del diario The Washington Post, coincidieron en retratarlo como un mártir. “Sigue abierta la pregunta de por qué lo mataron. Y exigimos saber quién es el asesino y quién fue el instigador”, señaló Aktay, un día después de del último informe de la Fiscalía General saudita. Retratos de Khashoggi y del príncipe heredero Mohamed bin Salman colgaban del pecho de los presentes señalando a la víctima y su responsable. El pedestal de mármol vacío ante el que se congregaron los fieles destacaba frente a otros tres ataúdes a los que también se veló el patio de la mezquita de Fatih, una de las más grandes e históricas de Estambul. Desde la red social Twitter, también lo despidió su prometida, Hatice Cengiz: “Querido Jamal, descansa en paz. Si Dios quiere, nos encontraremos en el paraíso”.