El 20 de noviembre de 1936 en la Ciudad Universitaria de Madrid cayó abatido por una bala que le atravesó el corazón Buenaventura Durruti, hombre acción directa, anarquista cabal. Durruti era de los que acompañan con el cuerpo lo que piensan y dicen, lejano de las triquiñuelas políticas y con los contubernios con los burócratas fue a lo largo de su vida un revolucionario lúcido y consciente.

Con firmeza enfrentó la explotación y la dominación capitalista. En los difíciles tiempos de la dictadura monárquica-clerical-militar del general Miguel Primo de Rivera, bajo la férula del rey Alfonso XIII, organizo en la Península Ibérica el grupo de autodefensa obrera Los Solidarios con Francisco Ascaso y Gregorio Jover.

Estando perseguidos por fuerzas estatales partieron hacia América, recorrieron de Norte a Sur luchando y haciendo propaganda Libertaria. Iniciada la Guerra Civil en 1936, se puso a la tarea con las compañeras de la CNT y la FAI de organizar las milicias confederales para luchar contra el fascismo y por la revolución, por el Comunismo Anárquico. Esas milicias obreras partieron desde Barcelona hacia Aragón llevando adelante la colectivización de tierras, socializando los medios de producción, liberando a los cuerpos del escarnio y la explotación capitalista.

Durruti detestaba las jerarquías y murió luchando consecuente con sus ideales de hombre libre, hijo del pueblo.

Sus claras palabras mantienen plena vigencia: con el capitalismo y el fascismo no se discute ni se negocia se lo combate.

Compañero Buenaventura Durruti, presente, Ahora y Siempre.