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No se puede vivir del amor

Bienintencionada y celebrada en redes sociales, la campaña lanzada pocos días antes del Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres –25 de noviembre– por la empresa Avon, que sostiene una alianza pública con el Instituto Nacional de las Mujeres, pone a varones a dialogar entre ellos sobre sus propias actitudes violentas con el fin de “cambiar el trato”. Sin embargo, la incomodidad acude enseguida después de la sorpresa de que ellos sean los protagonistas: por los estereotipos masculinos puestos en juego, porque deja la violencia contra las mujeres casi como una torpeza de distraídos, porque nada de la masculinidad es revisado si no más bien amparado en el secreto entre ellos, en la apelación al amor a las victimizadas; esas pobres mujeres que no son todas si no las puras víctimas. El debate, sin embargo, sigue abierto y los varones por fin tienen material para empezar a cambiar por alguna parte.