El empresario inmobiliario Eduardo Costantini, dueño del Malba y de Nordelta, que esta semana se quejó porque “muchos dejamos de ser billonarios”, intentó separarse del conflicto de Nordelta al decir que le parecía un “disparate” y que “no comparte nada con esa gente”.  

“El se lavó las manos diciendo que no tenía ninguna llegada a los vecinos de Nordelta. Pero no dijo nada sobre lo que está sucediendo acá. El y el resto de las autoridades están guardando silencio. Nadie se pronuncia sobre el tema de la discriminación, como sí pasó cuando se viralizó el audio de la cheta de Nordelta”, dijo una de las trabajadoras domésticas sobre la actitud del empresario. 

La discriminación sufrida por las trabajadoras en Nordelta fue planteada por Myriam Bregman ante el Inadi. La legisladora porteña puso el foco en las autoridades del complejo y la empresa de transporte Trip Co S.A., que brinda el servicio de transporte MaryGo, por la “prohibición totalmente discriminatoria (negación del acceso a las mismas combis en las que viajan los propietarios)” que “viola todas las leyes, tratados y decretos que protegen los derechos de las trabajadoras”. La legisladora también solicitó al Congreso que pida a la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, “un informe detallado sobre la situación de las trabajadoras domésticas en el complejo”.