Como consecuencia de las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, el PIB mundial se redujo en un dos por ciento como también lo hicieron las expectativas de crecimiento económico para los próximos años. Así lo explica Laurence Boone, directora del departamento económico de la  OCDE en conversación con PáginaI12. Boone participó en el G-20 que se realizó en Buenos Aires en representación de uno de los actores más importantes en la economía mundial. La economista francesa explica que la guerra comercial entre ambas potencias tiene dos efectos: “Uno es el efecto directo de las tarifas que hace que los productos sean más caros y que sea más difícil acceder a ellos. Pero además, hay un efecto indirecto producto del aumento de las tensiones y que es la incertidumbre que tienen la empresas a la hora de invertir”. 

–¿Cree que la guerra comercial va a crecer aún más en el futuro?

–Espero que no, sobre todo luego de la reunión que tuvieron en la Cumbre Xi Xingping y Donald Trump. Sin embargo, hay cuestiones relacionadas con el comercio, las tarifas, la propiedad intelectual y la contratación pública que no se resolvieron en la reunión bilateral. 

–En su intervención en el G-20, el secretario general de Naciones Unidas (ONU) Anotnio Guterres, habló sobre la intención de lograr una globalización más justa. ¿cómo podría ser posible?

–Creo que también es algo de lo que hablamos mucho en la OCDE. Cuando se abre una economía para el comercio, es beneficioso para todos en el mediano plazo. Pero a corto plazo, también es perjudicial en la cadena de producción y eso genera que algunas personas pierden sus empleos. Sin embargo se generan nuevos en otros países. Creo que cuando hablamos de comercio justo hay dos cosas. La primera apunta a cuidar a las personas que han sido interrumpidas por esta apertura y la segunda cuidar que ningún país utilice su tamaño para tratar de imponer algo sobre otro. 

–¿De qué manera los programas de la OCDE benefician a los países más pobres?

– Cuando los países más pobres ingresan a la OCDE tienen un tratamiento especial. Sin embargo, cuando alcanzan un grado de desarrollo que los pone más cerca de los países industrializados se tienen que someter a las mismas reglas.