Las imágenes de decenas de estudiantes de rodillas y con las manos en alto, detenidos tras disturbios, causaban revuelo en Francia ayer, víspera de nuevas protestas de alto riesgo de los “chalecos amarillos” para las que se va a desplegar a casi 90.000 policías. Los estudiantes, críticos con las reformas educativas del gobierno, se han sumado a la ola de descontento que recorre Francia y bloquean desde comienzo de la semana un centenar de centros de educación.

En un instituto de Mantes-la-Jolie, un suburbio al oeste de París, 151 personas fueron arrestadas frente al centro después de que los manifestantes, incluyendo varios encapuchados, se enfrentaran con la policía y quemaran dos automóviles. Las imágenes de los estudiantes arrodillados circularon rápidamente por las redes. “Nada justifica esta humillación”, reaccionó el presidente del Partido Socialista, Olivier Faure, quien llamó a no atizar el fuego en un país al rojo vivo por la crisis desatada hace tres semanas por el movimiento de los “chalecos amarillos”.

Un total de 89.000 policías estarán movilizados en todo el territorio, de los cuales 8.000 en París, donde la Torre Eiffel y decenas de tiendas de los Campos Elíseos cerrarán por precaución, a dos semanas de las Navidades, al igual que los principales museos, incluido el Louvre.

Además, por primera vez en más de una década, se desplegarán en la capital vehículos blindados de la gendarmería. Los agricultores también han convocado manifestaciones la próxima semana. Los camioneros también tenían previsto una huelga indefinida pero este viernes los sindicatos la suspendieron por considerar que se había garantizado la remuneración que pedían de las horas extras. En estas tres semanas de incidentes relacionados con las protestas murieron cuatro personas y cientos resultaron heridas.