El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció ayer que su jefe de gabinete, el general John Kelly, dejará su cargo a finales de este año. Después de meses de roces y tensiones, Trump le puso fecha a la renuncia más anunciada. “John Kelly se irá hacia finales de año”, dijo el magnate en declaraciones a los periodistas en la Casa Blanca. Además afirmó que su cargo será ocupado por un jefe de personal interino hasta que se encuentre un sucesor definitivo. “Ha estado conmigo casi dos años, entre dos posiciones”, afirmó Trump para luego subrayar que aprecia mucho su trabajo al frente de la oficina presidencial de la Casa Blanca. “Es un gran tipo”, afirmó Trump sobre el general retirado.

Los medios estadounidenses habían rumoreado en las últimas horas con la probable renuncia de Kelly, que según la cadena CNN ya ni siquiera se hablaba con Trump. La salida de Kelly podría poner en peligro el cargo de la secretaria de Seguridad Nacional de EE.UU, Kirstjen Nielsen, quien se considera la gran protegida del general. Nielsen recibió reiteradas críticas del mandatario quien  no la considera lo suficientemente dura en materia de inmigración. 

El condecorado militar entró en el gabinete de Trump como secretario de Seguridad Nacional y se convirtió en el rostro de su política migratoria. Seis meses más tarde abandonó esa tarea para trabajar en la Casa Blanca. El veterano militar reconoció pocos después que su trabajo en la Casa Blanca era el más difícil que nunca había hecho, y pronto comenzaron a proliferar los rumores sobre su mala relación con Trump. Kelly afirma que al entrar se encontró con una administración llena de intrigas políticas y desórdenes internos. Cuando asumió su cargo, por ejemplo, el yerno del presidente, Jared Kushner, mantenía conversaciones informales con el príncipe heredero de la corona saudí Mohamed bin Salmán. Al conocer esa información, Kelly instó el volver a la práctica de que un miembro del Consejo de Seguridad Nacional estuviese presente en todas las llamadas con líderes extranjeros. 

En enero, su relación con Trump llegó a un pico de tensión. Kelly le dijo a un grupo de legisladores que el presidente no estaba completamente informado sobre inmigración cuando hizo sus promesas de campaña relativas al muro con México, algo que enfureció al mandatario. “Tengo a otro loco aquí que se cree que dirige las cosas”, dijo Trump en una llamada con un amigo después de ese incidente, según la revista Vanity Fair.

Lejos de ser un mero ejecutor pragmático, Kelly dejó claro en varias ocasiones que comparte la postura conservadora de su jefe. En una aparente referencia al aborto, Kelly afirmó: “cuando yo era un niño, muchas cosas eran sagradas en nuestro país. Las mujeres eran sagradas, se las miraba con mucho honor. Ese ya no es el caso, obviamente, como hemos visto en casos recientes. La vida era sagrada. Eso ya no es así.” El nombre que se comenta que podría reemplazar a Kelly es el de Nick Ayers, el jefe de gabinete del vicepresidente estadounidense, Mike Pence, con el que Trump ya ha mantenido conversaciones sobre el tema, según el diario The Washington Post. 

Kelly se desempeñaba como secretario del Departamento de Seguridad Nacional cuando fue convocado en julio de 2017 para reemplazar a Reince Priebus como jefe de personal de la Casa Blanca. Llegó a la Casa Blanca apenas unos meses después de que Trump despidiera al director del FBI y del nombramiento del fiscal especial Robert Mueller para dirigir la investigación sobre las sospechas de colusión entre el equipo de campaña del magnate y Moscú. Antes de entrar en el Gobierno de Trump, Kelly dirigió el Comando Sur entre 2012 y 2016, donde fue responsable de supervisar un rápido aumento de fuerzas especiales en Latinoamérica y de manejar la  inteligencia generada en la lucha contra el narcotráfico y la inmigración ilegal en Centroamérica. A esa misión le precedió casi medio siglo de experiencia en la marina.