Sobre el filo de una semana crucial para su gobierno, la primera ministra británica Theresa May jugó su última carta para intentar salvar al Brexit: anunció al Parlamento que retrasará la votación de mañana sobre el acuerdo con la Unión Europea y adelantó que volverá a Bruselas para transmitir a los líderes europeos las preocupaciones expresadas por los diputados, en pos de conseguir un nuevo pacto.

May asumió que no cree que pueda obtener una victoria en la Cámara de los Comunes y pidió unos días extra para tratar de alcanzar los votos necesarios. "El acuerdo habría sido rechazado por un margen significativo, por lo tanto aplazaremos la votación prevista para mañana", afirmó May ante la Cámara de los Comunes a solo un día de la fecha prevista para el histórico voto.

May consiguió el tan ansiado pacto de retirada de Gran Bretaña de la Unión Europea en Bruselas, aunque necesita que sea refrendado en el Parlamento, donde la esperaba una derrota segura por más de 100 votos y una renuncia prácticamente inevitable. La nueva fecha de votación sería en la semana que viene o incluso podría ser retrasada hasta enero de 2019, no mucho más porque necesita que el parlamento de vía libre al Brexit antes del 29 de marzo, fecha en la que está estipulada la entrada en vigor para la salida británica de la UE. 

"Iré a ver a mis homólogos en otros países miembros y hablaré con ellos de las preocupaciones claras expresadas por este cámara", afirmó la primera ministra, quien de nuevo apeló al "peligro" que implica rechazar este acuerdo, que tanto Londres como Bruselas calificaron como "el único posible". "Mientras no logremos ratificar un acuerdo, aumenta el peligro de un Brexit sin acuerdo de catastróficas consecuencias para la economía británica", advirtió. 

Bruselas ya dijo en repetidas ocasiones que no piensa reabrir la negociación porque considera que ya hay "un acuerdo sobre la mesa". Hoy justamente había ratificado esta decisión. "Este acuerdo es el mejor y el único posible, no vamos a renegociar. Nuestra posición no ha cambiado", dijo a la prensa la portavoz de la Comisión Europea Mina Andreeva, asegurando que para Bruselas "Reino Unido abandonará la UE el 29 de marzo".

Los diputados debatieron durante tres días la semana pasada y debían hacerlo durante dos más antes de una histórica votación el martes por la noche. Antes de que comenzaran los debates, se hizo patente que el texto choca no solo con el rechazo de la oposición laborista, los centristas liberaldemócratas y los independentistas escoceses, sino también del norirlandés DUP -en cuyo apoyo se basa la mayoría parlamentaria de May- y de hasta un centenar de conservadores rebeldes, ya sea proeuropeos o euroescépticos.

El líder de la oposición británica, el laborista Jeremy Corbyn, calificó hoy de "desesperada" la decisión al destacar que "el Gobierno ha decidido que el acuerdo de May es tan desastroso que ha tomado el desesperado camino de retrasar la votación a última hora".  "Llevamos dos semanas sabiendo que el pacto de May iba a ser rechazado en el Parlamento porque es perjudicial para el Reino Unido", manifestó el líder laborista en su cuenta de Twitter.

Los defensores de una salida neta de la UE consideran que el acuerdo negociado por May hace concesiones inaceptables a los otros 27 países miembros y quieren que la jefa del gobierno pida una renegociación durante la cumbre europea ordinaria prevista para el jueves y viernes en Bruselas. Y si ella no lo hace, contemplan hacerla caer con una moción de censura.