Ajustados a un estilo, y al cabo de casi 20 años de carrera, The Tormentos siguen haciendo uso de la tradición como estímulo artístico y del presente como motor comunicacional. “Hay que tomar lo mejor de los dos mundos”, postula el bajista Marcelo Di Paola a propósito de Ejecutan el Macabro Plan (2017), su primer LP en casi una década, editado en CD y vinilo, crowdfunding mediante. “Está buenísimo poder sacar un vinilo en este país con lo caótica que se torna la cuestión artística, que está tan mal vista desde lo comercial”, destaca.

El soplo íntimo de la banda instiga a pensar en forma permanente la tensión entre pasado, presente y futuro, como quedar atrapado en una película de época. Para los músicos, ese nudo se dirime sencillamente desde lo emocional: “Cuando compongo, no pienso en nada más que en hacer algo que me guste –cruza el guitarrista David Chirico, alias ‘Dach’–. Tardamos tanto en sacar este disco porque mucho de lo que estábamos haciendo no me conformaba, no sentía que estuviera dando algo mejor que lo que ya había dado. Hay artistas que tienen que editar discos por contrato y sacan cosas que no valen nada. Nosotros, hasta que no estamos ciento por ciento satisfechos, no lo hacemos”.

De amplia tradición local, la curva de popularidad del surf rock cae desde el pico del fin de la década pasada, cuando ver camisas uniformes estilo yanqui, jopos, diseños de chicas pin-up e imaginar cactus en boliches como Niceto Club no parecía tan extraño. En tanto parte de la “cuarta ola”, The Tormentos mira pasar las curvas como el zigzag de la historia. “Alrededor de 2006 subió pero en 2010 explotó a nivel país, al punto de que casi en todas las provincias había una banda nueva de surf”, retoma el violero. “Pululaban tantos grupos que en cualquier fecha había uno instrumental en el medio. Cuando nosotros empezamos fue algo novedoso. De hecho, conocemos a mucha gente que terminó haciendo música del estilo porque nos había escuchado a nosotros, y no a Dick Dale. Es divertida de tocar, con onda, relativamente fácil y no necesitás cantante. Todo el mundo la entiende, hasta se la podés mostrar a tu mamá.”

Después de un exitoso paso por el Wild O’ mexicano de este año, donde además de vender muchos discos compartieron tablas con las The 5.6.7.8’s y vivieron el regreso de The Bomboras –entre otros hitos registrados en el país con una de las escenas surf más grandes del mundo–, el cuarteto recurre a la astucia para seguir actuando en vivo en Argentina dentro de una escena que ven “alicaída” en general. “Tenemos un nombre que nos da algunos accesos. Talento y bandas hay pero es tan difícil salir a tocar que si tuviera que empezar hoy, me dedicaría a otra cosa”, aventura el bajista. Las estrategias no sólo aplican a los espacios tradicionales, y ni siquiera implican la existencia de un escenario. La opción son cervecerías artesanales del conurbano que ofrecen algo muy difícil de rechazar: “Tocás, bebés, comés y te pagan… ¡está buenísimo!”.

Orgullosos con la solidez y franqueza conseguidas en Ejecutan… (“Casi todo de primera toma, y casi todo sin overdubs”, se golpean el pecho), The Tormentos creyeron ver en su experiencia mexicana una suerte de resurgimiento del género, atraídos por algunas señales del péndulo del pasado y el presente. “Se ve a nivel mundial con el éxito de bandas grandes como Satan’s Pilgrims o los mismos The Bomboras, que fueron muy importantes en los ‘90 y se están reuniendo”, analiza di Paola. “Sin embargo, hay un montón de bandas, sobre todo en México, que lo hacen con lo que tienen a mano, cagándose en la guitarra y el amplificador vintage. También hay muchos grupos chicos del país que no tienen una Jaguar o una Jazzmaster norteamericana, tienen una viola pedorra y salen a tocar con eso. Vas a estar mejor con mejores equipos, pero si no los tenés, lo podés intentar igual. Lo importante es eso”.