El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, participará de la toma de posesión de Jair Bolsonaro, el 1 de enero. El ex capitán del Ejército de Brasil le tendió una mano a Netanyahu cuando prometió trasladar la embajada de su país desde Tel Aviv a Jerusalén, siguiendo los pasos de Estados Unidos y su admirado presidente Donald Trump. La semana pasada, el premier israelí mostró su satisfacción por el interés que el nuevo presidente brasileño ha mostrado en potenciar las relaciones con Israel. “Brasil es un gran país, tiene un gran potencial económico y creo que esto sería beneficioso para nuestros dos países”, aseguró. En noviembre, el jefe del gobierno israelí, que también ostenta el cargo de titular de Exteriores y de Defensa, había felicitado a Bolsonaro por el anuncio de su intención de trasladar la embajada brasileña a Jerusalén, lo que calificó de “un paso histórico, correcto y emocionante”. Según explicó Bolsonaro en una rueda de prensa posterior, la elección de la capital es un asunto de soberanía de un país y ningún otro tiene que inmiscuirse en esa decisión. “Quien decide la capital es el país. Si Brasil la trasladó de Río de Janeiro a Brasilia, fue Brasil. No veo problema. Tenemos todo el respeto por Israel y todo el respeto por el pueblo árabe. Aquí todo el mundo convive sin problemas”, aseguró el presidente electo. De confirmarse el traslado de la embajada, la decisión supondría una ruptura con respecto a la tradición diplomática mantenida durante años. Desde la región de América del Sur, han confirmado asistencia a la asunción los presidentes de Bolivia, Evo Morales; de Chile, Sebastián Piñera; de Uruguay, Tabaré Vázquez, y de Paraguay, Mario Abdo Benítez. El presidente argentino, Mauricio Macri, confirmó que no asistirá a la ceremonia. En el caso de Venezuela, el gobierno brasileño anunció que había retirado su invitación; por su parte, el presidente Nicolás Maduro dijo que jamás consideró asistir.