El Comité de Política Monetaria de la Reserva Federal comenzó ayer su reunión de dos días, la última del año, en la que definirá si sede a las presiones abiertas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y pausa las subas en la tasa de interés o si continúa con los ajustes graduales. La tasa se ubica actualmente en el rango de 2 a 2,25 por ciento anual. Trump quiere que se mantenga en esos valores para evitar que se enfríe la economía. El organismo tendría previsto un nuevo aumento de un cuarto de punto porcentual. La decisión se conocerá mañana. El mercado argentino sigue de cerca la decisión del banco central estadounidense por los efectos en el costo de endeudamiento soberano y privado para el año próximo. “La incertidumbre global pasa por las presiones nada disimuladas de la administración Trump, mientras que para la Argentina el impacto podría verse en futuras colocaciones o renovación de vencimientos”, señaló a este diario Hernán Letcher, titular del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). 

En noviembre del año pasado, Trump designó a Jerome Powell como presidente de la Fed. Sin embargo, hace varias semanas que viene apuntando contra el organismo como su “mayor amenaza” en materia de política económica. El magnate hotelero llegó a decir, con su habitual tono amenazante, que la FED “se volvió loca” y que no se siente “ni siquiera un poco feliz” con el desempeño de Powell, quien respondió que la decisión del organismo no toma en cuenta factores políticos. Pero las presiones de Trump se fueron intensificando. Previo a la reunión de Comité, Trump publicó ayer en su cuenta de Twitter: “Es increíble que con un dólar muy fuerte y con prácticamente nada de inflación, (con) el mundo exterior explotando a nuestro alrededor, París en llamas y China cayendo, la FED esté siquiera considerando otra alza a las tasas de interés.” 

Trump no quiere que una suba en la tasa atraiga capitales y aprecie más al dólar, lo que le restaría competitividad a las exportaciones y enfriaría la actividad, dado que también encarecería el crédito. Ese efecto es el que castiga a economías fuertemente endeudadas como la argentina. La Reserva podría anunciar mañana una suba de un cuarto de punto. Y para el año próximo se espera un incremento de un punto, hasta el 3,25 por ciento anual. “Esto va a frenar el crecimiento global, lo cual también impactará a las exportaciones argentinas, agudizando el desbalance financiero y presupuestario”, se sumó ex banquero central y titular de la consultora Synthesis, Alejandro Vanoli. 

La deuda argentina en manos privadas asciende a unos 325.000 millones de dólares, con lo cual una suba de un punto en el costo de refinanciamiento del stock de deuda el año próximo podría implicar –en un sencillo ejemplo de relación lineal– un incremento de más de 3000 millones de dólares de intereses. Es por eso que el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne anticipó que durante 2019 se enfocará a tomar liquidez del mercado local. “En este caso hay un escenario de inestabilidad bastante importante y el mercado local está mirando lo que sucederá de cara a 2019. Si no hay un planteo de que se frene las subas previstas por la FED, el impacto va a ser negativo”, aseguró Letcher.