En los penales, River perdió 5-4 frente a Al Ain y quedó afuera de la final del Mundial de Clubes que se juega en Abu Dhabi. En los 90 minutos, más el alargue de 30, el encuentro finalizó 2-2, y Gonzalo Martínez falló un penal. El rival del equipo emiratí saldrá del partido que disputarán hoy Real Madrid y Kashima Antlers.

No era un partido más para River. Era uno difícil. No asustaban la jerarquía colectiva e individual del rival ni sus antecedentes, sino el desgaste emocional con que llegaba el plantel del Millonario, que venía de obtener la Copa Libertadores ante su archirrival Boca, en una serie final tan histórica como rara e inolvidable. Resultaba una misión complicada para el cuerpo técnico del Muñeco enfocar la mente y las energías de sus jugadores en otro torneo, que encima tenía como primera parada un rival entonado por sus dos victorias consecutivas, y que era el escalón que River debía subir para enfrentar al cuco del Real Madrid, el favorito para llevarse el Mundial de Clubes.

Y una muestra de que Gallardo y River encaraban la semifinal sin querer regalar nada fue el once que saltó a la cancha. El Muñeco volvió a armar su dibujo favorito. Sacó a Enzo Pérez y le devolvió el lugar a Borré, ausente en la final madrileña ante Boca por haber llegado al límite de amarillas. Estaban los once de siempre. Sin embargo, la alarma para ellos sonó rápido. En el minuto tres, River perdía 1-0, porque Berg anticipó a Pinola en el primer palo, y el roce en el zaguero de River se metió por entre las piernas de Armani.

Pero así como se activó de rápido, el conjunto argentino desactivó la alarma en forma inmediata. Empezó a manejar la pelota y apenas profundizó  en ataque desnudó las fragilidades de la defensa emiratí. Martínez remató desde la derecha, el arquero dio rebote, Fernández volvió a intentar y Borré desvió el balón para poner el 1-1. El delantero colombiano reaparecía en su mejor forma, porque convirtió la igualdad y se transformó en un ariete para una línea de fondo que era un flan. 

Con el empate, River se adueñó del protagonismo, ganó precisión en las maniobras colectivas y llegó al segundo. Otra vez con protagonismo de Borré, y de las falencias defensivas del local. Con el resultado a favor, los de Núñez aflojaron la intensidad, y Al Ain llegó con peligro, casi siempre con pelotazos para que Berg y Caio hicieran crecer la figura de Armani. Los movimientos de ambos jugadores se veían facilitados por un River que mostraba dos caras. Cuando atacaba se asociaba sin dificultades y llevaba riesgo, pero cuando defendía le costaba recuperar la pelota. La lucha de Pinola y Maidana con Berg y Caio era pareja y los centrales ganaban y perdían en la misma proporción. De ahí el susto por un empate convertido por Shahat que el VAR anuló, en una segunda intervención del videoarbitraje, porque la primera había sido para descartar una mano de Palacios que, en realidad, pareció claro penal. 

La reanudación mostró que River usó el entretiempo para relajarse. Pero tal vez haya exagerado, ya que en los minutos iniciales de la segunda etapa sufrió como en el arranque del partido. Por eso no extrañó el 2-2. Un golazo de Caio, quien entró al área amagando para un lado y para el otro y sacó un derechazo que dejó indefenso a Armani. Y el empate trajo justicia al marcador y puso nervioso a River. Sobre todo, porque no encontraba la fórmula para frenar al habilidoso Caio.

Se dio cuenta Gallardo de que necesitaba más para ganar. Sacó al inexpresivo Palacios y puso a Enzo Pérez, y jugó la carta brava de Quintero por Nacho Fernández. Cambió River. Volvió a ser intenso y se fue a buscar el triunfo. Lo tuvo a mano a los 69, cuando el Pity Martínez falló un penal por una falta a Casco. El remate dio en el travesaño y pareció hacer cundir el desconsuelo en River. Al Millonario le costaba manejar la pelota, las imprecisiones frustraban las sociedades en ataque, y todo empezó a depender de las jugadas de pelota parada o de alguna acción individual. Encima, Caio era una pesadilla en cada contraataque emiratí, ya que hacía aflorar todas las dudas de cualquier defensor que lo enfrentara. No hubo caso. El 2-2 no se movió y fueron al alargue primero y después a los penales. Los locales tuvieron cinco remates perfectos. En River, Enzo Pérez falló el quinto. Así Al Ain llegó a una final y llenó de frustración a River, que no se pudo despertar del inolvidable sueño de haber ganador la Copa Libertadores ante su superclásico rival. No habrá partido contra el Real Madrid, al menos en una final. Apenas el consuelo de jugar por el tercer puesto, ante el perdedor del partido de hoy entre los españoles y los japoneses.