El primer ministro belga, Charles Michel, renunció ayer. El anuncio llegó nueve días después de que los ministros nacionalistas flamencos que se oponían al pacto mundial de la ONU sobre las migraciones dimitieran. 

Michel hizo el anuncio al término de un debate en el Parlamento en el que pidió a la oposición que lo apoyara sobre varios temas clave para permitir a su gobierno de centroderecha continuar su labor. Pero no fue escuchado, se lamentó el primer ministro durante una suspensión de la sesión, mientras que socialistas y ecologistas anunciaban que presentaban una moción para derrocarlo. “He tomado la decisión de presentar mi renuncia y mi intención es ir ante el rey inmediatamente”, anunció el dirigente liberal francófono, en el poder desde octubre de 2014. Desde el 9 de diciembre, cuando abandonaron el gobierno los ministros nacionalistas flamencos del Nueva Alianza Flamenca, Michel era el líder de un gobierno que quedó sin mayoría en Diputados. Este partido flamenco, bajo la dirección del alcalde de Amberes, Bart De Wever, había impuesto ciertas condiciones para apoyar al gobierno de “Michael II”, y votar entre otros el presupuesto de 2019. Pero estas condiciones, que incluían la posibilidad de adelantar las elecciones, fueron consideradas inaceptables por el primer ministro. Asimismo, desde hace una semana varios partidos de la oposición exigían que Michel organice un voto de confianza para juzgar la capacidad del gobierno en continuar su trabajo hasta las legislativas de fines de mayo. El primer ministro se opuso.

El N-VA, primera fuerza política en la Cámara con 31 escaños sobre un total de 150, había retirado su apoyo a la coalición de gobierno la víspera del viaje de Michel para aprobar el Pacto sobre la migración de la ONU en nombre de Bélgica, el 10 diciembre en Marruecos. A pesar de su carácter no vinculante, el texto fue rechazado por los del N-VA, estimando que abre el camino a una pérdida de soberanía para definir la política migratoria de los Estados que los firmen.