La desconfianza en la Argentina sigue en aumento. El riesgo país volvió a subir cinco puntos y cerró en 787 unidades. Se trata del nivel más elevado en lo que va del año. La economía local no consigue recuperar dinamismo, las inversiones productivas no existen, las deudas de corto plazo generan dificultades financieras para el Tesoro y el Banco Central, la inflación no se modera, el mundo se muestra más hostil con los países emergentes y las elecciones presidenciales del próximo año provocan incertidumbre. Este combo explica la ola de venta de los bonos argentinos y, en consecuencia, el salto del riego país. El indicador elaborado por el JP Morgan estaba en 597 unidades a comienzos de noviembre. Un mes y medio más tarde acumula un alza de casi 200 puntos básicos, lo que ubica a la Argentina entre los tres países de la región con el mayor riesgo país. Le ganan Venezuela y Ecuador.

El retroceso de los bonos en moneda extranjera sigue sin moderarse y muestra una ola de venta de los inversores locales e internacionales. Los fondos del exterior no quieren tener riesgo argentino hace meses y en la city aseguran que desde diciembre tomaron la decisión de acelerar el cambio de carteras. Esto implica desprenderse de títulos públicos locales para comprar instrumentos de menor riesgo. En la jornada de ayer se destacaron las caídas del 3,5 por ciento del Argentina 2026, del 1,8 por ciento del Argentina 2025 y del 1,3 por ciento del Bonar 2024. Otras caídas fueron del 1,2 por ciento del Argentina 2046 y del 0,7 por ciento del Discount 2033. 

Estos días de fuerte derrumbe de los bonos aumentó el lobby en la city para frenar la reglamentación del impuesto a la renta sobre los activos financieros. Los bancos y otros actores de peso en el sector pretenden convencer al equipo económico de no poner en marcha el impuesto para evitar agregar presiones al precio de los bonos y ayudar a restablecer la confianza de los inversores. El argumento es que esta renta no tiene un impacto sustancial sobre la recaudación del sector público pero potencia la tendencia de la economía a la dolarización. La posibilidad de una nueva corrida cambiaria, tras el antecedente de abril, cuando comenzó el remate de las Lebac, ya no se descarta. En el Gobierno saben que sería un golpe mortal. El incremento de los pasivos monetarios fue notable en los últimos meses por el incremento de las deudas del Central en Leliq y aumenta la vulnerabilidad cambiaria.

El dólar cerró ayer en 39,20 pesos. Se trata de una baja de cinco centavos en la jornada. En la última semana, en contraste, la divisa acumula un alza de 41 centavos. La volatilidad del tipo de cambio volvió a observarse en los últimos días junto con el avance del riesgo país y la caída de los activos bursátiles. El vencimiento de Lebac de ayer de 68.000 millones, ya no renovado por el Banco Central, podría sumar tensiones en los próximos días. La bolsa porteña marcó un nuevo retroceso de 0,4 por ciento y finalizó en 29.777 unidades. Entre las acciones argentinas que cotizan en Nueva York se destacó la baja de YPF, del 2,5 por ciento, con lo que alcanzó el precio más bajo de los últimos cinco años. La acción cotiza a 13,3 dólares. En 2015 llegó a valer casi 32 dólares.

En el mercado están atentos a la decisión de hoy de la Reserva Federal de Estados Unidos. El anunció de la autoridad monetaria norteamericana sobre qué hará con la tasa de interés podría ser un factor de rebote de las acciones y bonos. Pero también podría potenciar las bajas en la Argentina y otras economías emergentes. La suba de tasas en Estados Unidos motivó la salida de capitales en los países en desarrollo en los últimos meses y un nuevo aumento reforzaría la tendencia.