• Para cambiar siglos de dominación, de normas, de instituciones, hay que dar un primer paso que haga posible el inicio de un proceso sostenido de evolución y retroalimentación.
  • Estamos construyendo un nuevo discurso judicial que aún no está legitimado, y ello es una condición necesaria para lograr las modificaciones institucionales.
  • En el Poder judicial nos sentimos interpelados por el proceso colectivo que las mujeres estamos llevando adelante y replanteándonos los roles impuestos por la cultura.  
  • No siempre la respuesta llega a tiempo y es la adecuada; muchas veces porque las leyes que rigen la actividad judicial siguen siendo antiguas, de otra época y por lo tanto la respuesta necesita ser revisada críticamente, deconstruida y construida en términos más democráticos, con perspectiva de género y de diversidad.
  • El compromiso que asumimos es no dejar de trabajar en ningún momento por lograr que el servicio de justicia sea más inclusivo.
  • Promoveremos espacios de revisión sistemática y capacitación en servicio que nos brinden herramientas para que las perspectivas de género y de derechos atraviesen los discursos, las respuestas y las instituciones.