La producción de acero crudo alcanzó en noviembre 456.000 toneladas, lo que representó un incremento de 4,8 por ciento respecto de igual mes del año pasado, según informó ayer la Cámara Argentina del Acero. De acuerdo con la entidad, la mejora estuvo sustentada den una mayor demanda proveniente principalmente del sector energético, en particular de la mano de las inversiones por Vaca Muerta. Contra octubre previo (446.200 toneladas) aumentó 2,2 por ciento. Si se analiza por rama de actividad, el segmento de la construcción “continúa con su tendencia declinante”, según el informe, producto de la finalización de obras en ejecución y el congelamiento de nuevos proyectos de infraestructura. “Sólo se observa el desarrollo de algunas obras particulares”, señala. En el sector automotor, el año cerrará con una demanda similar a 2017, a partir de una caída en ventas locales compensadas con mayor exportación a Brasil. En maquinaria e implementos agrícolas “continúa con su bajo nivel de actividad sin muestras de una recuperación en el corto plazo”. Finalmente, destaca que el sector de energía es la que mantiene la demanda de acero. La entidad que agrupa al sector sostuvo en su último informe que ese impulso está motorizado “en gran parte” por las inversiones en los yacimientos no convencionales de Vaca Muerta, mientras que en línea blanca la actividad “continúa muy deprimida”. Entre las razones de ese estancamiento aducen “la escasa demanda debido fundamentalmente a la pérdida de poder adquisitivo y las altas tasas de interés”.