Un punto de inflexión, o tipping point (literalmente, punto de vuelco) es el punto crítico en una situación, proceso o sistema, más allá del cual tiene lugar un efecto de transformación que es significativo y a menudo imposible de detener. Malcolm Gladwell nombra con ese término el momento en que las ideas de una masa crítica se expanden a la masa en general.

Eso fue el 2018 en muchos aspectos. Un invierno de estufas apagadas, pero una pelea por educar a la ciudadanía. La primavera brotó precoz en la marea de pañuelos verdes del 8 de agosto: un verde mar de mujeres reclamando por el derecho a decidir sobre sus cuerpos, eco del mar violeta del 8 de marzo. No dejaron marca en la letra de la ley pero sí en la del idioma y la cultura. Al avance derechista en el país y el continente se le opuso la solidaridad de disidencias, la humanidad ya no binaria, visibilizando el arco iris de la diversidad: todas, todos, todes. La letra "e" fue como un piercing en la lengua, devenida en lenguaje inclusivo y ya con menos nostalgia del Edén.

La poesía joven trascendió los espacios tradicionales y corrió la voz de sus oralidades espectaculares a la velocidad de la sinapsis en las nuevas redes sociales. Se volvió en gran parte nómade y ritual, chamánica, más una liturgia profana de intensidades físicas y literales voces que una cosa letrada, más fisión atómica que biblioteca, más estrellas y noche, menos posteridad y más pósters. Las redes de resistencia cultural subterránea se tramaron en casas con patios humedecidos y dieron sus direcciones por mensaje privado. Su tiempo fue más veloz que el de los diarios. Parecidas tácticas de la instantaneidad vinieron al rescate del consumo de libros y de la sociabilidad culta en el espacio público a través de innumerables ferias y eventos. El Centro Cultural Atlas fue el nodo más visible.

Escritoras y gestoras culturales cobraron protagonismo. Rosario volvió a tener su Feria del Libro después de una ausencia de una década. En su auditorio deleitaron al gran público la inolvidable Hebe Uhart, nuestra Angélica Gorodischer y Claudia Piñeiro. Allí también la ministra de Educación de la provincia de Santa Fe, Claudia Balagué, lideró la celebración del primer año del programa "Redes de tinta" para la promoción de la lectura, y la Editorial Municipal de Rosario presentó las dos obras ganadoras del Concurso Regional de Nouvelle junto a sus autoras: Belén Sigot y Analía Giordanino. Al cierre de las jornadas de lectura del Festival de Poesía, también en el Centro Cultural Fontanarrosa, la poeta Eileen Myles leyó de pie a última hora en una performance involuntaria de mobiliario que iba yéndose, efecto del cronograma corrido por la excesiva locuacidad de sus colegas. Nada le restó gloria, ni a ella ni a Marina Maggi, talentosísima poeta rosarina que abrió el Festival y que este año publicó por fin su primer libro en una editorial comme il faut.

Andres Macera
La Noche de las Librerías hizo del libro un lugar de encuentro.

"Lit-oral", bromeaba muy en serio el poeta y tallerista Daniel Durand durante la lectura en el auditorio Museo Rosa Galisteo del encuentro Poesía Litoral, organizado por el Ministerio de Innovación y Cultura del Gobierno de la Provincia de Santa Fe y en cuya segunda edición el curador, Martín Prieto, abrió el espacio a otras disciplinas además de la del título. Poesía Litoral empezó con una magistral Diana Bellessi pidiendo más luz y terminó con la imprevista ausencia de Lucrecia Martel por una medida de fuerza del personal de Aerolíneas Argentinas. En el medio, se abrió un espacio para pensar y debatir con gran altura sobre lo específico de la región en flora, fauna, economía, arte, cine y literatura. Es de esperar que la próxima edición contenga una mayor diversidad local en su feria de ediciones.

El programa Espacio Santafesino, dependiente del Ministerio de Innovación, expandió su proyecto Territorio con Los ojos nuevos y el corazón. Antología de la poesía moderna de Santa Fe, durante cuya presentación en Poesía Litoral la poeta Marilyn Contardi emocionó al auditorio al leer "El escritorio". El Consejo Federal de Inversiones presentó la Antología Federal de Poesía, Región Centro. De la mano del escritor y docente Federico Ferrogiaro y la editorial Casagrande, la literatura local llegó a las escuelas a través de la colección Rosario se lee. Rocío Muñoz y su compañero Beto Steinmann crearon El Salmón, una editorial multimedia para nadar aguas arriba por la inclusión lectora de personas con diversidad sensorial. Virginia Giacosa y sus compañeros pilotean la nueva revista REA, un medio online que viene mapeando en tiempo real la marejada mutante. Liliana Ruiz, al frente de Baltasara Editora en Rosario, continuó ampliando su catálogo con obras literarias que buscan tender puentes entre culturas o expandir las posibilidades de la poesía y la narrativa, con autoras como Marina Maggi o Mariana Graciano. Ana Wandzik y Maximiliano Masuelli siguen plasmando en Iván Rosado una biblioteca de sensibilidades contemporáneas: en poesía, Fernanda Laguna, Daiana Henderson. Narradoras para recomendar: Marianela Luna (112) y Laura Rossi (Los bordes del cielo, Biblioteca Vigil). La siguen peleando dos clásicos de la ciudad: Laborde y Homo Sapiens, libreros editores.

La potencia de los reclamos salariales docentes y de la lucha por el presupuesto, de agrupaciones estudiantiles como Alaletra y de espacios educativos alternativos como Facultad Libre y Escuela Aldo Oliva hizo revivir a la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, que protagonizó la toma universitaria más elegante de la historia: una maratón Harry Potter como excusa para permanecer toda la noche en la Facultad. Clases públicas, nuevos logos, el V Congreso Internacional Cuestiones Críticas, una nueva colección de ensayo y una librería universitaria fueron algunos logros de la Universidad Nacional de Rosario en 2018.

El gran poeta Jorge Isaías editó al fin el segundo tomo de su Poesía reunida por la indestructible editorial Ciudad Gótica. El joven poeta rosarino Fidel Maguna publicó su primer libro. Autores excelentes y de trayectoria, narradores como Marcelo Britos o Pablo Bilsky y poetas como María Lanese, Vicky Lovell y Malena Cirasa siguieron escribiendo y publicando este año en medio de un país hecho intemperie, para que a nadie le falte la belleza de la palabra.