Una niña de 5 años sufrió muerte cerebral y un nene de 9 fue herido en distintas circunstancias por “balas perdidas” durante los festejos de Navidad en el partido bonaerense de Merlo, y en el primero de los casos se investiga si el disparo provino de un arma policial.

La menor de las víctimas, identificada como Maite Almirón (5), fue internada en el Hospital Eva Perón, de dicho partido de la zona oeste del conurbano, donde el director médico, Edgardo Dozorezt, confirmó ayer que la paciente se encontraba “en un estado de muerte encefálica e irreversible”.

El facultativo también detalló que el proyectil que impactó en la cabeza no quedó en la “cavidad craneal” sino que fue hallado “en la parte superior izquierda del abdomen”, a la altura del estómago. “Aparentemente es un nueve milímetros”, explicó Dozorezt y en caso de confirmarse ese dato, el calibre coincidiría con el de las pistolas reglamentarias utilizadas por la Policía.

Según las fuentes, Maite recibió un tiro en la cabeza cuando celebraba la Navidad junto a sus padres en el patio de su casa. A raíz del balazo, la nena estuvo internada en la Unidad de Terapia Intensiva Pediátrica (UTIP) del Hospital Eva Perón, grave y con pronóstico reservado, hasta que se confirmó que sufrió muerte cerebral.

La familia tiene datos aportados por vecinos según los cuales el autor de los disparos podría ser un policía bonaerense o un hijo o pariente de él. Tanto la madre como el abuelo de la nena que murió dicen tener fundadas sospechas de quién puede haber sido. A raíz de esta información, que los familiares hicieron pública, el fiscal ordenó tomar declaración a familiares y vecinos para intentar judicializar ese dato y tratar de identificar al posible sospechoso.

Mientras que el niño de 9 años baleado ya se encontraba ayer fuera de peligro en el hospital pediátrico Garrahan de la Ciudad de Buenos Aires, adonde fue derivado desde el centro asistencial Héroes de Malvinas de Merlo, tras haber recibido un disparo en la espalda, a la altura de un hombro. El nene jugaba con amigos en la puerta de su casa, situada en Fraga al 2500 del Barrio Pompeya, en Merlo, cuando ingresó a la vivienda y dijo que sentía un ardor en la espalda, tras lo cual, los familiares comprobaron que tenía una herida de bala.

Las fuentes judiciales añadieron que pese a que el fiscal Mario Ferrario, que instruye las dos causas, envió a especialistas en rastros de Policía Científica a ambos lugares, en ninguno de los dos casos los peritos encontraron evidencias balísticas como vainas servidas, proyectiles o esquirlas que sirvan para un eventual cotejo balístico.