Calor pegajoso en Buenos Aires. En el bar de Belgrano y Defensa hace horas que no hay luz. No anda la máquina de café, hay que tomar la gaseosa caliente y los vendedores ambulantes llueven en las mesas procurándose el mango para fin de año. “Está pegando fuerte la crisis, cada vez más”, reflexiona Leo Ferradás, cantante, guitarrista y compositor independiente. La idea, más allá de la pintura exacta de época, es hablar de su quinto y último disco a la fecha: Formato humano. La data base es que tiene nueve tracks –todos subidos a YouTube y otras plataformas–, que hará un preestreno en vivo para amigos y prensa este domingo a las 19 en el Cultural Freire (Freire 1090) y que, además de su grupo Los Huesos, participan en el trabajo Litto Nebbia, Manuel Moretti (Estelares) y Fena Della Maggiora como invitados. “Hago una avant premiere para no quedarme con el gusto ese de que saco un disco que aún no está en formato físico. Además, la fecha tiene una mística que es bien de fin de año. Hay quienes cierran el año en octubre o despiden el disco... ¿Cómo se despide un disco? Eso es algo que no me gusta”, sostiene Ferradás.

Las nueve piezas del trabajo rinden culto a un rock pop cancionero y parejo, cuyo basamento estético ancla en un respeto notorio por la melodía. Por ese camino van temas como “La suerte de los dos” –que comparte con Moretti– “Divas del sur”, “Ivonne” o “Los días que van a venir”, hecha con Nebbia quien, además, fue mentor indirecto del título del disco. “Iba a llamase Colegiales, que es el barrio donde vivo, hasta que Litto me mandó un mail que me hizo flashear. Le estaba mandando temas vía virtual y me dijo ‘Mejor mandámelos formato humano, porque con wav y esas cosas me vuelvo loco’. Me quedó eso y, mientras grabábamos el disco, empezamos a joder con eso: ‘Vamos a tomar un café formato humano’, ‘Grabemos una guitarra formato humano’. Y, bueno, me di cuenta de que el disco tenía que llamarse así”, cuenta el músico.

–Respecto del conjunto de los temas del disco, lo que se nota a primera escucha es que hay un concepto basado en el respeto y el desarrollo de un estilo.

–Es que, si bien tengo muchas influencias del rock de acá y el de afuera (nombra a Tom Petty and The Heartbreakers, The Kinks, George Harrison, Neil Young, Bob Dylan y casi toda la primera línea del rock argentino), todo pasa por un filtro personal, aunque no haya inventado nada. El otro día, un amigo me decía que si un tema de tu primer disco se parece a otro del último es porque tenés un estilo. Mal que mal, con todas las influencias que tengo, y de las que por supuesto no reniego, me siento un recreador de este género que es el rock argentino.

–¿Qué canción pondría como ejemplo, en este sentido?

–“Las tardes del verano”, porque podría ser tranquilamente un tema representativo de mi primer disco. Tiene esa cosa del rock canción, pero también esa cosa adolescente, fresca, onda Tequila. No quisiera dejar de citar tampoco “Ojos de Geisha”, el que hice con Fena, y “Los días que van a venir”, la balada lenta que grabé con Nebbia, que tiene esa pátina del rock argentino de los ‘60.

–¿Por qué su banda se llama Los Huesos?

–Porque me gustan mucho los Grateful Dead y ellos tienen una estética de calaveras. Me gustan estéticamente las calaveras y esa onda pirata, y me inspiré en la tapa del disco que los Deads tienen con Bob Dylan. Incluso, la tapa del disco nuevo también está hecha formato humano. Está dibujada por Fefus, mi diseñador, por una técnica llamada letrística.

Leo Ferradás, que fue bajista del ex Tequila Alejo Stivel, en verdad se llama Leonel Gastón Peluso, pero se puso tal apellido en honor a un personaje de una novela de Juan Forn (Frivolidad) que transita por esa delgada línea que separa al hombre del artista. Ciertas canciones suyas, en efecto, reflejan tal factor existencial en tensión. “Escribir una canción significa poner sobre el papel cosas que viviste y cosas que no. He llegado a poner letras en las canciones que después me han pasado… es loco, eso. Igual, todo funciona bien si tiene una buena melodía. Está bueno que interfiera la fantasía en las canciones, y de ahí la cosa artística. Cuando le preguntaban a Cortázar qué había querido escribir con Rayuela él respondía ‘no tengo idea’. Muchas veces se trata de eso, también”.