Con su reciente arribo a la pantalla local, el Smithsonian dejó de ser ese lugar donde transcurría Una noche en el museo II para convertirse en algo mucho más amplio. “Somos  inusuales como medio porque tenemos una misión. A mediados del siglo XIX esta institución nació con el objetivo de difundir el conocimiento, hoy buscamos entretener y educar al mismo tiempo”, destacó el director de programación del Smithsonian Channel, David Royle, durante su visita a la Argentina en charla con PáginaI12.  En sus diecinueve museos resguardan desde el avión con el que Charles Lindbergh, hasta los zapatos rojos que Judy Garland usó en el Mago de Oz, obras de Picasso, fósiles de la era del hielo y modelos originales con los que la NASA llevó al hombre al espacio. Todos estos objetos incunables, por otra parte, son un buen indicio del contenido y la variedad que tiene para ofrecer la señal.

El canal nació en 2007 en su país y en muy poco tiempo logró hacerse un lugar entre las propuestas de su tipo gracias a acuerdos con otras cadenas como Showtime y CBS, pero también por su particular sentido estético, curatorial y una buena lectura de cómo generar interés en la era de las redes sociales. Además de su pluralidad temática, entre los grandes diferenciales del proyecto se haya el tratamiento narrativo y visual en 4K que realza sus programas sobre vida natural. Y hay algunas piezas inesperadas como el especial sobre el cine etnográfico del documentalista argentino Jorge Prelorán. “La gente ve nuestros programas con la intención de sentirse bien mirando televisión. Hay una atracción por lo divertido pero también por lo formativo. Creo que es para compartirlo después con alguien. La clave es dar con el interés humano”, puntualizó Royle, que además manifestó su intención de adquirir producción realizada en la Argentina. 

–¿Hay un espectador ideal para el Smithsonian Channel?

–El mayor peligro para un canal como el nuestro es que la gente crea que somos muy intelectuales. Queremos ser accesibles para una gran audiencia y tratamos de contar historias de manera en la que todos puedan disfrutarlas. Tienen que tener un sentido de drama y de relato. 

–Los llaman “el ático de la nación”…

–Odiamos ese término. 

–¿Por qué?

–Porque sugiere que somos algo viejo y gastado. Queremos ser algo vivo y energético que explote en tu cara. No hay ningún museo de este tipo en el mundo que tenga un canal de televisión. Lo hemos logrado y lo usamos para que la gente se sienta estimulada por ello. Queremos que después de que vean nuestros programas vayan a los museos.