“Es la primera vez en mucho tiempo que la economía va a crecer dos años seguidos.” Tuit de Mauricio Macri (29/1/2018).

El ciclo de megaendeudamiento, impulsado por la Alianza Cambiemos, incrementó la vulnerabilidad de la economía. El “mercado” pone en duda la capacidad de repago de la deuda soberana. La insustentabilidad del modelo macrista es el principal factor explicativo del alza del “riesgo país”. Ese indicador, elaborado por el JP Morgan, ya supera los 800 puntos. El único país de la región que supera esa marca es Venezuela.

El apoyo del FMI no reabrió el financiamiento privado a contramano de las predicciones oficiales. Por otro lado, la fuerte suba del tipo de cambio no frenó la salida de capitales. El monto fugado alcanza los 26.000 millones de dólares en los primeros diez meses de 2018. Por el lado de la economía real, la recesión multiplica las quejas de los sectores productivos. Eso incluye a varios que apoyaron/apostaron a Cambiemos. 

Por ejemplo, la Confederaciones Rurales Argentinas planteó que “la macroeconomía se hizo insustentable, se nos cortó el crédito externo y entonces volvió la incertidumbre; claro que con algunas certezas, inflación del 45 por ciento, tasas de 60 por ciento, caída de PIB del 3 por ciento, 33 por ciento pobres, y la mayor presión fiscal de la región; no se sale apelando a un destino prometido y siempre lejano, sino construyendo una sociedad que visualiza su salida comparándola con su realidad, de lo contrario el discurso se ahueca y pierde razón”.

Otra entidad empresaria que endureció su discurso fue la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). En su momento, el macrismo impulsó el reemplazo del histórico Osvaldo Cornide por una conducción más “amigable”. Sin embargo, la fuerte caída de las ventas encendió luces de alarma. En noviembre, las ventas minoristas retrocedieron 15,6 por ciento interanual. Es el peor registro histórico, para ese mes, desde que se elabora la encuesta. En los primeros once meses del año, el retroceso acumulado fue del 5,8 por ciento. 

CAME advirtió que “si continúa esta tendencia de caída en las ventas habrá más cierre de comercios porque ya que no tendrán margen para subsistir”. 

Por su parte, el presidente de la UIA, Miguel Acevedo, confesó estar decepcionado con el macrismo mientras que un vicepresidente de la UIA se reunía con sindicalistas, dirigentes de movimientos sociales e integrantes de la Pastoral Social de la Iglesia. Los participantes coincidieron en dos puntos: 1) el cuadro social es muy “preocupante” y 2) es necesario un drástico cambio de rumbo económico. 

Los funcionarios del Ministerio de Economía profetizan una mejora a partir del segundo trimestre del 2019. La recreación de otro 2017 (crecimiento en año electoral, luego del ajuste del 2016) es impracticable con el torniquete fiscal y monetario acordado con el FMI. El objetivo oficial es, por lo menos, mantener una relativa “pax cambiaria”. Esa estrategia tiene dos problemas: 1) los desembolsos del Fondo serían insuficientes para frenar una corrida y 2) las intervenciones en el mercado están restringidas por el FMI.

En el artículo “Las paradojas económicas de un año electoral”, publicado en Ambito Financiero, el ex viceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis plantea que “además de conseguir los dólares, el gobierno debe conseguir el permiso para usarlos. Paradójicamente, será el FMI el que deba enfrentarse a un dilema: de mantener su doctrina de no intervención, estará maximizando las chances electorales de la oposición; de lo contrario, deberá explicar a sus accionistas por qué permite que Argentina utilice el mayor stand-by en la historia del organismo para financiar la fuga de capitales que el propio FMI fomenta con su esquema de política económica”.

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@diegorubinzal