Al padre del presidente de la Nación, Franco Macri, los médicos le diagnosticaron “deterioro cognitivo”, que no está en tiempo y espacio, por lo que el juez Claudio Bonadio suspendió en forma definitiva la declaración indagatoria que debía prestar en un desprendimiento de la causa de las fotocopias de los cuadernos. Profesionales del Cuerpo Médico Forense (CMF) lo visitaron en su casa, le hicieron la revisación correspondiente y le indicaron al magistrado que Franco no está en condiciones de declarar porque no tiene en este momento capacidad de entender lo que se le pregunta. Bonadio, no obstante, decidió que se lo revise cada tres meses. A diferencia de lo ocurrido con Héctor Timerman, el CMF fue hasta Barrio Parque a revisar a Franco, mientras que el fallecido canciller, con un cáncer avanzado y en silla de ruedas, lo hicieron ir hasta el edificio de la calle Lavalle, sede del CMF. Como Timerman no quería la foto con la silla de ruedas, llegó hasta las inmediaciones del CMF y luego fue ayudado a caminar por su abogada, Graciana Peñafort, tal como la letrada relató en PáginaI12. 

La convocatoria como sospechosos de Franco y su hijo Gianfranco –hermano de Mauricio– fue simplemente una jugarreta político-mediática. El origen fue la declaración, como arrepentido, del ex titular del Organo de Control de Concesiones Viales (Occovi), Claudio Uberti, quien sostuvo que entre los empresarios de peajes le juntaron unos 150.000 dólares por mes supuestamente para que Néstor Kirchner ratificara las concesiones. Sin embargo, Uberti no nombró en ningún momento a los Macri y sólo mencionó a un empresario, Miguel Aznar, indicando que era la persona que juntaba el dinero y se lo entregaba. Aznar también declaró como arrepentido, negó los dichos de Uberti en ese aspecto, aunque admitió que él le entregó 25.000 dólares propios, de su empresa, durante algunos meses porque Uberti lo hostigaba. Además, negó que el dinero fuera para que Kirchner firmara las concesiones dado que ya habían sido firmadas en octubre de 2004 y Aznar entregó ese dinero en diciembre de 2004 y principios de 2005. 

En resumen, cuando indagaron a Gianfranco no había elementos para endilgarle, por lo que el hermano de Mauricio e hijo de Franco se fue a su casa muy tranquilo. Es que además, su abogado, Ricardo Rosental, presentó un escrito señalando que los Macri en aquella época eran accionistas de Autopistas del Sol y del Acceso Oeste, pero no estaban en el management de la compañía porque habían cedido la mayoría accionaria. 

En lugar del show en la cuestión de los peajes, el fiscal Carlos Stornelli podría haber trabajado en una investigación que es mucho más categórica y que está relacionada con las fotocopias de los cuadernos. El empresario Carlos Wagner, titular de la Cámara de la Construcción, sostuvo que se reunían una vez por mes y los constructores manipulaban las licitaciones de obra pública, repartiéndose quién ganaría cada obra y al precio que se haría la oferta. Entre las empresas constructoras estaba Iecsa, del grupo Macri, manejada en ese momento por el actual presidente. Wagner develó el que constituye, supuestamente, el mayor desfalco de la historia argentina. Y hay evidencias en el sentido de lo que dice Wagner ya que el dinero se cursó a través de José López y Ernesto Clarens, dos personas que admitieron haber cobrado y en el caso de López se le encontraron los millones de dólares que tiró en el convento. Sin embargo, en ese terreno de la obra pública no se avanzó nada. 

Las manipulaciones en la causa de las fotocopias de los cuadernos también quedan evidenciadas con el trato que se le brindó a Franco Macri en comparación con el maltrato que sufrió Timerman. En su momento, los abogados del ex canciller, Graciana Peñafort y Alejandro Rúa, reclamaron que los médicos fueran al departamento de Timerman a revisarlo, después de haber entregado los certificados que constataban el cáncer que padecía. No hubo caso. Ayudado por Peñafort, Timerman tuvo que trasladarse hasta la sede de la calle Lavalle. Hizo el enorme esfuerzo de llegar hasta las cercanías en auto y luego silla de ruedas, pero quiso entrar caminando para evitar la foto que poco después le tomaron en silla de ruedas.  El padre del presidente no tuvo que moverse de su casa  –como corresponde–, lugar del que no sale hace varios meses. Quienes tienen trato con Franco dicen que está lúcido por momentos y que en otros momentos está perdido. 

La persecución a Timerman queda clara con sólo verificar algunas de las fechas:

  • El 7 de diciembre de 2017, el ex canciller fue procesado con prisión preventiva en la grotesca causa grotesca del Memorándum de Entendimiento con Irán, un tratado aprobado por las dos cámaras del Congreso. Hasta lo imputaron por traición a la patria, acusación fogoneada por la AMIA y la DAIA. El juez le concedió la prisión domiciliaria dado su estado de salud.
  • Dejarlo en su casa era una virtual condena ya que Timerman estaba haciendo un tratamiento experimental por su cáncer de hígado. Se le permitía ir al médico, pero nada más. 
  • Peñafort y Rúa tuvieron que esperar la feria judicial de enero para que otro juez, Sergio Torres, tuviera en cuenta su estado de salud y le concediera la excarcelación el 11 de enero de 2018. Ya se había perdido más de un mes.
  • Sin embargo, Timerman no pudo viajar a Estados Unidos a seguir su tratamiento porque el país del norte le retiró la visa a raíz del procesamiento. Fue una especie de venganza porque el ex canciller impidió la entrada a la Argentina de un avión norteamericano que traía material de seguridad secreto,  no declarado. 
  • Organizaciones del mundo entero, parlamentarios de Estados Unidos y también la cancillería argentina pidieron a Washington que le habilitara una visa humanitaria.
  • La autorización llegó el 5 de marzo de 2018. Ya en silla de ruedas de manera permanente, Timerman viajó a Nueva York para seguir el tratamiento. 

Se habían perdido tres meses de oro. 

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