Había instrumentos, se probaba algún sonido. No era justo. La ilusión de oírles hacer música estuvo. ¡Cómo no querer oírlos! Son parte de la banda de sonido de una ciudad a la que debieron exceder, "porque lo que se nos ofrecía era en Buenos Aires", contaba Juan Carlos Baglietto.

Así como Lalo de los Santos, cuando cantaba estar cansado de golpear puertas, y para no derrumbarse con ellas se tuvo que ir. "No es un reproche, simplemente estoy contando cuál era la geografía a la cual nos enfrentamos", rememora Baglietto. Y lo hace a la par de Adrián Abonizio, Jorge Fandermole, Fabián Gallardo, Silvina Garré y Rubén Goldín. Con el lugar central ocupado por la ministra Chiqui González: "Con el Paraná vibrando, ellos aparecieron en la historia. Son parte de la generación que cambió la música e inventó este artefacto único e irrepetible, argentino, que se llamó rock nacional. Lo llamaron La Trova. Andaban en manada, unidos, reunidos, inventando las canciones más hermosas, los arreglos más innovadores y un aire nuevo increíble, que olía a agua, a urbe, a juventud".

Aplausos de emoción. Lo demostraban los ojos de Garré. Qué decir luego de las palabras de la ministra. Tan efusiva, abierta a la sensibilidad compartida. Que el reconocimiento cultural, oficial, suceda es relevante y no moneda corriente. "Nos unimos para sobrevivir en un medio que en el mejor de los casos nos era indiferente. Lo bueno es que hoy estamos acá y podemos contarlo. Siento que es importante lo que se hizo y lo que se está haciendo. Estas acciones que hace Santa Fe al llevar sus delegaciones a Cosquín son una política de estado, cosa que no todos los estados tienen. Hoy, los dirigentes que tenemos están al lado de los artistas. Se ha entendido que la cultura es indelegable", destaca Baglietto. "Por eso, se creó un ministerio", rubrica Chiqui González, en tiempos de políticas (nacionales) que degradan a secretarías.

Desde 2009, Santa Fe está presente con una delegación especial en el Festival de Cosquín. El 26 de enero lo hará a través de la reunión de la histórica Trova rosarina. "Nos generó mucho compromiso asumirnos como la delegación que representa a una región. Sabemos la importancia que el festival tiene, por cómo fue trascendiendo y evolucionando. Y nos gratifica la posibilidad de juntarnos, porque da cuenta de que lo que hicimos en su momento no se debió a una circunstancia afortunada, histórica, sino que se ha podido ir evolucionando, a partir de que cada uno ha renovado su repertorio y seguimos componiendo", subraya Fandermole.

"Creo que va a ser una experiencia inolvidable -agrega Garré-, cantar con mis compañeros es un placer. Además de quererlos, yo los admiro muchísimo. Creo que estar en Cosquín tiene que ver con dos cosas. Una de ellas es el reconocimiento que nos hacen como artistas, al elegirnos como delegación. Y por considerarnos un grupo que marcó con lo que hizo. No voy a tener falsa modestia. Estoy muy orgullosa de formar parte de La Trova. Creo que viniendo de distintos caminos y estilos, nos juntamos y se creó una música nueva, una poesía nueva, que aportó algo a la música y cultura popular argentina que no existía antes. En el momento uno no se daba cuenta".

La cultura en Santa Fe es política de estado, se subrayó.

"No teníamos la más pálida idea, nos tomó por sorpresa", corrobora Baglietto. "Teníamos una cosa que supongo fue el germen: éramos y seguimos siendo muy apasionados, amábamos profundamente lo que estábamos haciendo. Probablemente éramos muy inconscientes también. No conocíamos el medio, nunca habíamos entrado a un estudio de manera profesional, no teníamos la contaminación de la producción de un disco y de las necesidades del éxito, no entendíamos de eso. Nos preguntábamos qué canciones íbamos a grabar, nos peleábamos por un acorde. Eso demuestra el nivel de compromiso que teníamos y el nivel de impunidad con lo que estábamos encarando. En perspectiva, uno puede entender que lo que se hizo estuvo bien hecho, que no fue fugaz, que es mucho más serio que haber tenido la posibilidad de haber grabado canciones".

La época vivida continúa en esta misma, ninguna otra. Y no se trata de pedantería, como asegura Goldín. "Con el tiempo uno se va poniendo más pesado, sea en cuanto a exigencias y porque ahora cantamos mejor. Desde mi debut a los 18 años, con Pablo El Enterrador, hay una imagen que es la del burro con la zanahoria adelante: la zanahoria es la de hacer nuestra próxima canción, actuación o lo que sea. Cosquín no es el paraíso pero sí es muy importante. Luego se hará otra cosa. Como dijo Paul McCartney, no sé si todavía escribí mi mejor canción. Es eso lo que nos mantiene vivos. Seguimos laburando de la misma manera, pero con la diferencia de que ahora somos más exigentes. Al estar juntos, los egos los guardamos en el bolsillo."

Estar reunidos de nuevo. Y Abonizio que confiesa "es la primera vez que ensayo tanto. Llego a horario y trato de afinar un poco". La Trova se ha vuelto mito. Lo constatan las contratapas del músico -"Historias de La Trova"- en este diario: ¿verídicas o exaltadas? Qué importa. "Voy a citar a Borges", dice. "Cuando Borges se encontró en un aeropuerto con un obispo, le dijo: 'Lo felicito colega'. '¿Por qué?'. 'Porque los dos trabajamos en la ficción'. Las historias de La Trova me sirven para recrear cosas que vi, que me imaginé o que me contaron. Y me sirve para ganar un sueldo. Personalmente, no sé si soy músico, soy alguien que hace canciones. Lo que siento es que si no formaría parte de esta troupe, los iría a ver, a escuchar. Eso es bueno sentirlo, no hay nada de ellos que no me guste. Estar a su lado es tocar con buenos arregladores, intérpretes, compositores. Te sentís en tu lugar".

Ese lugar de puertas abiertas, al que "me sumé con el tren andando", comenta Gallardo. "Yo hacía pop. En un recital importante que se hizo en Buenos Aires, Rosario Rock 83, con (el grupo) Boulevard hicimos unas canciones: 'La música me ayuda', 'Los días por vivir', que grabó Juan. Gracias a él me sumé y tuve la suerte de que intérpretes de su calibre cantaran una canción mía, como 'Silbándole a la luna', que terminó grabando Lalo de los Santos", y la mención del querido músico despertó aplausos. También para Fito Páez, otra de las piezas sustanciales de este grupo paradigmático.

La Trova subirá al escenario Atahualpa Yupanqui el 26 de enero, junto a los músicos Adrián Charras (teclados y acordeón), Juancho Perone (percusión), Leonardo Introini (bajo/contrabajo), Julián Baglietto (batería) y Claudio Cardone (teclados y dirección musical).