El que culminó ayer es el cuarto juicio al que Milagro Sala fue sometida en Jujuy desde que Gerardo Molares asumió el gobierno de la provincia, en 2015, y el primero en el que recibe una condena lo suficientemente fuerte como para mantenerla encerrada una vez que resulte firme. No obstante, tanto en ésta como en el resto de las causas que llegaron a esa instancia, los debates orales dejaron ver los hilos con que el Poder Ejecutivo provincial fue tejiendo sus estrategias para investigar, acusar y enjuiciar a la dirigente social: promesas de protección y de trabajo a testigos para que la señalen en diversos delitos, pero escasa o nula, en algunos casos, prueba documental que acredite esos testimonios. 

En diciembre pasado, culminó con la absolución de Sala el juicio por la llamada Balacera de Azopardo, una causa a la que la defensa de Sala consideró como el “más grave” de los ejemplos en cuanto al armado político judicial de la persecución que sufren Sala y el resto de los militantes de la Tupac”, apuntó la defensora de la dirigente en ese expediente, Elizabeth Gómez Alcorta. 

En esa causa, Sala llegó a juicio acusada de supuesta tentativa de homicidio por precio o promesa remuneratoria. El expediente revisaba un enfrentamiento armado entre Jorge Páes y Fabián Avila, y Alberto Cardozo, a quien los otros dos fueron a buscar hasta su casa e intentaron tirotear en plena calle. De esa balacera, en 2007, resultó herida una niña de 11 años. Una década después, con Morales en el gobierno, la línea de investigación sobre este hecho cambió y empezó a apuntar directo hacia Sala. Uno de los responsables del tiroteo, Páes –quien en la década que la Justicia se tomó para avanzar con la instrucción permaneció prófugo primero, y luego detenido por tentativa de homicidio–, declaró ante la Justicia e involucró a Sala como quien le encargó la muerte de Cardozo. 

Así llegó el juicio oral, sin más pruebas que certificaran el testimonio de Páes y parte de su familia. Por esa razón, Gómez Alcorta solicitó la absolución de Sala, cosa que finalmente las juezas Claudia Sadir, Mónica Cruz Martínez y Liliana Pellegrini habilitaron. Morales salió a repudiar el fallo, advirtiendo que el Poder Ejecutivo lo apelaría. 

Un año antes, en diciembre de 2017, Sala enfrentó el segundo juicio que la Justicia jujeña le inició y del que resultó, también, absuelta. La causa comenzó luego de que el hijo del gobernador, Gastón Morales, denunciara a la dirigente por amenazas a la comisaria Angela Cabrero. Sala resultó absuelta ya que no se pudieron acreditar tales amenazas durante el debate.

El primer juicio al que fue sometida la dirigente, y en el que recibió una condena de tres años en suspenso, fue el que repasó un escrache sufrido por el jefe de gobierno provincial, en el que fue atacado con huevos. Milagro Sala recibió condena a pesar de que nunca se comprobó su presencia en el lugar de los hechos.