El gobierno del Estado de Israel anunció ayer formalmente la realización del acto homenaje por los cuatro años de la muerte de Alberto Nisman. Lo asombroso es que la Cancillería de Jerusalem cometió un error grotesco: señaló que “Nisman fue asesinado solo un día antes de la fecha programada para informar sobre los hallazgos del ataque a la AMIA”. En verdad, el fiscal iba a concurrir al Congreso a informar sobre la denuncia política que presentó por el Memorándum de Entendimiento con Irán, un tratado aprobado por las dos cámaras. No iba a hablar de la investigación del atentado, estancada desde hacía rato. De manera expresa y oficial el gobierno sustenta que a Nisman lo mataron, algo que coincide con sus intereses geopolíticos ya que virtualmente acusa a su archienemigo Irán de tener responsabilidad en el supuesto homicidio del fiscal. De todas maneras llama la atención que se levante un monumento cuando en ese entonces era cuestionado por los familiares de las víctimas y que hoy, de no haber fallecido, estaría imputado por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. 

El acto de este viernes se realizará en bosque de la amistad Israel-Argentina y lo presidirá el titular del parlamento de Israel, Yuli Edelstein, dando cuenta de la importancia que le otorga el gobierno israelí. Estará el embajador argentino, Mariano Caucino, y por la AMIA y DAIA, Agustín Zbar y Jorge Knoblovits y la madre de Nisman, Sara Garfunkel.  

En el texto dado a conocer por la cancillería israelí se hace hincapié en que Nisman fue asesinado, algo que figura en el procesamiento dictado por el juez Julián Ercolini, luego confirmado por la Cámara Federal. Se trata de la fase de instrucción, es decir sólo el principio de la pesquisa. Es más, Israel se inclinó siempre por el homicidio aún cuando la fiscal Viviana Fein sostenía que no había un indicio serio que indicara que a Nisman lo habían matado. O sea que lo que prevalecía es el criterio geopolítico. 

El error respecto de la visita al Congreso llama la atención porque es notorio que el fiscal no iba a informar sobre sus investigaciones respecto del atentado, sino sobre la denuncia contra CFK. Pareciera que quieren ubicar a Nisman como un justiciero concentrado en la lucha contra el terrorismo y no que dejó de lado la investigación del atentado para hacer una denuncia política sobre un tratado que tenía el aval parlamentario. 

El gobierno de Israel se juega a perpetuar la figura del fiscal porque encaja en su ofensiva general contra Irán, pero lo cierto es que Nisman siempre jugó en su equipo y en el de la derecha norteamericana, algo que quedó en claro con las filtraciones de Wikileaks. En los cables que se conocieron en su momento, Nisman aparecía reportando y hasta consultando sus pasos con la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires: les llevó textos para que corrijan e incluso pidió disculpas porque presentó un escrito sin haberles consultado. 

La tardía oposición de Nisman al tratado con Irán lo elevó a un pedestal en la consideración israelí ya que por entonces el gobierno de Benjamín Netanyahu batallaba contra otro acuerdo, mucho más importante, que fue firmado entre Estados Unidos –durante el gobierno de Barak Obama–, Alemania, Francia, el Reino Unido, China y Rusia, por un lado, e Irán por el otro. Ese tratado, orientado a limitar el desarrollo nuclear de Teherán, fue roto por Donald Trump. La postura de Nisman de cuestionar el acuerdo con Irán le venía bien al gobierno de Israel. Y también la muerte del fiscal entronca con la política de Jerusalem de acusar a Irán, al gobierno de Venezuela, aliado de Teherán, e incluso embestir contra lo que llaman “gobiernos populistas”, como el de Lula o Cristina, que se jugaron a una política internacional más independiente. 

Más allá del escenario político, impacta que el gobierno de Israel le haga un monumento a quien que estaba cuestionado por los familiares de las víctimas que señalaban por entonces, en forma pública, que Nisman “viaja mucho y trabaja poco”. Los propios dirigentes de la AMIA y la DAIA lo miraban con recelo por su acusación contra el otrora poderoso Rubén Beraja, titular de la DAIA, y los líderes de Cambiemos directamente lo odiaban desde que imputó a Mauricio Macri por espiar ilegalmente, con plata del gobierno porteño, a familiares de las víctimas del atentado y a otras personas, entre ellos su cuñado. Bastó que Nisman presentara la denuncia contra CFK, Timerman y otros, para que todos lo eleven casi a la idolatría.

El otro elemento es que se le dedicará un monumento a quien tenía una causa por lavado de dinero e enriquecimiento ilícito. La propia ex pareja de Nisman, la juez Sandra Arroyo Salgado, denunció que tenía una cuenta oculta en el Merrill Lynch por donde pasaron 1.600.000 dólares, y por informes desde Estados Unidos tenía un saldo de 600 mil dólares.

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