Los activos argentinos desde la última semana de diciembre registraron un comportamiento inesperado. Los bonos acumularon una suba de hasta 15 por ciento y las acciones registraron aumentos de hasta 25 por ciento en moneda dura. El riesgo país se redujo más de 150 unidades en tres semanas y el dólar se mantuvo estable. ¿Hubo un cambio importante para justificar esta reacción de los inversores? 

La economía sigue mostrando los mismos desequilibrios que a finales del año pasado. El déficit cero de la meta fiscal sigue siendo igual de difícil de cumplir que hasta hace unos meses. El rojo externo continúa en niveles importantes sin reacción de las exportaciones ni ventas de divisas en el mercado cambiario. La estrategia monetaria no consigue dejar de sumar pasivos ni acelerar la baja de la tasa de interés. 

El cambio de la macro no explica el optimismo de los inversores. El rebote puede tener relación con una región más propensa a recibir capitales internacionales en 2019. El año pasado países como Brasil, México y Perú  marcaron una floja performance financiera. Las bolsas de esas economías bajaron en dólares 2, 16 y 17 por ciento, respectivamente. La Argentina mostró la misma tendencia pero más pronunciada: el MerVal se desplomó 53 por ciento en dólares. Las bolsas de la región empezaron a recuperarse en lo que va de este año y acumulan subas de hasta 15 por ciento. Brasil avanza 12 por ciento, mientras que México lo hace al 9 y Perú al 1. La economía local otra vez repite la tendencia y acumula una suba del 13 por ciento.

Las subas de los bonos argentinos también fueron importantes. El 26 de diciembre pasado el Discount 2033 costaba 106 dólares, el Par 49 dólares y el Bonar 2024 89 dólares. El 18 de enero estos mismos bonos cotizaron a 116, 55 y 99 dólares, respectivamente. Las subas estuvieron en un rango de entre el 9 y el 12 por ciento. 

El repunte de las acciones puede asociarse con el movimiento de la región. Pero en el caso de los bonos la explicación tiene otras razones. El año pasado ninguna economía de Latinoamérica registró un aumento del riesgo país en la magnitud que lo hizo la Argentina. El índice del JP Morgan pasó de 350 a 830 unidades a lo largo del 2018 en el mercado argentino. En Brasil, México y Perú se mantuvo por debajo de las 300 unidades.

Los inversores que compraban bonos el año pasado eran pocos. La mayoría quería vender. Hubo incluso analistas que llegaron a especular con la vuelta de los fondos buitre. Las palabras reestructuración, renegociación y default acompañaban las noticias de riesgo país. Pero en las primeras semanas de 2019 esto parece haber quedado en el olvido. Los inversores empezaron a comprar en forma sostenida y el miedo se transformó en optimismo para los bonos locales. 

Los operadores de la city se concentraron en dos elementos para explicar el rebote. El primero es político: marcan que las chances de continuidad del oficialismo empezaron a incrementarse. El segundo es especulativo: el  rendimiento por arriba del 14 por ciento de los bonos locales empezó a volverse muy atractivo para los fondos del exterior.

Las agencias de bolsa y los especialistas del mercado escriben para sus clientes. Se entiende que no pueden enviar los informes en blanco. Pero esto no quita que los argumentos que usan para explicar el aumento de los bonos sean consistentes. La incertidumbre política sigue igual que a fin del año pasado. Los candidatos todavía no están definidos e incluso el Gobierno está enfrentando una recesión económica mayor a la que esperaba.  El alto rendimiento de los bonos el año pasado no era excusa y la tendencia era a desprenderse de los activos. 

¿Por qué ahora la codicia le ganaría al miedo? No existe una explicación clara para entender por qué ahora suben los títulos soberanos. Lo justo es reconocer que hacer futurología sobre el movimiento de los bonos es inútil, que los mercados sobrerreaccionan y que las probabilidades de impago de la deuda no depende de quién sea electo en las próximas presidenciales.