"El 2018 fue un año muy duro a nivel editorial. Teníamos planificados varios libros y de ellos sólo pudimos sacar Eclipse, un poco porque los costos de imprenta se volvieron imposibles, otro poco porque no ganamos un subsidio al que le teníamos mucha expectativa", señala desde su fan page Alquimia Cómics, uno de los proyectos de la ciudad dedicados a la historieta.

De lo expuesto derivan cuestiones claras. Por un lado, el malestar económico que se padece y los malabares para enfrentarlo: las preventas surgieron como una de las maneras, práctica a la que adhieren casi todos los sellos. Por otro, el sostén que significan los subsidios. El programa estímulo Espacio Santafesino, del Ministerio de Innovación y Cultura de la provincia, entre ellos.

"Doctor Oscuro", con guión de Roberto Barreiro.

Con ES fue posible el germen que hoy es Términus Libros, con la coordinación de Bruno Chiroleu. Un libro suyo, El borde, se sumó a un nuevo volumen de RIP Van Hellsing: Armaggeddon (Barreiro/Ferrúa/Santana). En El borde, Chiroleu se permite una curiosa amalgama: precisión narradora (compone la página desde una legibilidad admirable) y alteración semántica: las ideas que suscita El borde disparan hacia asociaciones casi libres, que ponen en jaque la presunta armonía del relato. De paso, el autor anunció que abre el panorama profesional hacia otros rumbos, dada la escisión voluntaria de Términus del colectivo editorial Big Sur (La Pinta, Le Noise, Szama). ¿Qué estará tramando? En breve, novedades.

¿Colectivos?: otra de las maneras de paliar el horrible año económico. De esta solidaridad es también ejemplo Asedio (Rabdomantes, Fog of War, Ouroboros). Los stands de Crack Bang Boom los tienen por protagonistas. De hecho, es en el circuito generado por las convenciones -con CBB como punta de lanza- donde las publicaciones encuentran el contacto con el público. De esta manera, se sustentan las ventas, a través de un ritual anual que tiene localías diferentes. De todas, se decía, la mayor es CBB.

"El borde", de Bruno Chiroleu, tiene una curiosa amalgama.

Ya son nueve las ediciones y la Crack continúa como acicate del mundillo. La organización entre la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad y el equipo liderado por el dibujante internacional Eduardo Risso, se revela siempre atenta. A la par de una apuesta que crece, en cantidad de público y calidad. Ahora será el turno de la edición 10. Es mucho lo que CBB produjo. Risso mismo tuvo la posibilidad de presentar allí un libro propio: Moonshine, primer volumen en edición local (Puro Cómic/Historieteca) de la historieta que dibuja junto al guión de Brian Azzarello en Estados Unidos.

Se sabe que CBB es el ámbito que los editores prefieren para el lanzamiento de sus libros. A ello se sumaron paneles y talleres habituales, con la participación de personalidades como José Luis García López (el homenajeado), Alan Davis, Facundo Percio, Germán Erramouspe, Nacha Vollenweider, Lauri Fernández, entre otros. CBB ya es demasiado grande para poder expresarlo desde algunas pocas palabras. Su importancia es todavía mayor en lo que refiere al sostén de la producción de historietas, ya que incentiva al rubro y despierta el interés del lector. En épocas decadentes como ésta, la impronta de CBB es esencial.

"Moonshine", edición local del cómic de Risso y Azzarello.

En el inicio de la nota, se señala indirectamente a Eclipse (Alquimia) como uno de los libros que el año permitió. A través de los códigos del furry (animales antropomorfizados), la dupla que conforman Federico Sartori (guión) y Gabriel Garrido (dibujo) cuenta una parábola de justicia y moral en el Japón feudal. Alquimia, vale aclarar, es un sello de génesis virtual: en http://alquimiacomics.com puede seguirse el derrotero creativo ideado por los guionistas Gastón Flores y Fede Sartori para un notable plantel de dibujantes.

Szama Ediciones ha incorporado una línea de cómic-books a través de los títulos Ser Súper (Fer Calvi), Rondador y Nocturno (guión de Martín Tejada) y Motordrome (guión de David Alabarcéz), los dos últimos con dibujos de Mariano Taibo, quien se revela a gusto con las historias y sobre todo con el formato. Publicar desde el continuará es un desafío, dado el contexto económico. Pero la apuesta tiene que ver con una de las maneras expresivas más legítimas del medio. El sello también reeditó Perro, una de las mejores historietas de su autor, Renzo Podestá, quien a su vez presentó el anhelado segundo volumen de El Aneurisma del Chico Punk (Big Sur).

Por su parte, Rabdomantes sumó Nueve dragones, una antología con guión de Ignacio Porto y un ecléctico plantel gráfico; Doctor Oscuro (guión de Roberto Barreiro), óptima posibilidad de acceder a uno de los primeros trabajos del hoy internacional Lucas Varela; Esquizomedia, que reúne los trabajos de Maxi Falcone en un integral imperdible; 76 mujeres, con relatos de Lea Paolini Somers; y Felicidad (Damián Connelly/Pedro Mancini): uno de los libros del año, surreal y cáustico, que obtuvo los premios al Mejor Cómic en El Lado G y en ColossusCom (Catamarca). Entre las muestras que la ciudad exhibió, las dedicadas a Carlos Barocelli (CC Fontanarrosa) y 10 años de Loco Rabia (CC Parque de España), concitaron las mayores atenciones. Y entre las personalidades que movilizan el ámbito desde una tarea editorial y reflexiva, un párrafo especial para José Sainz, cuyo hacer se reparte entre la Editorial Municipal de Rosario, Maten al Mensajero y WaiComics. Su juicio lúcido, que abre la historieta hacia comprensiones mayores, hizo posible libros como Tengo unas flores con tu nombre (Guía práctica de sororidad) (Maten al mensajero), de la rosarina Jazmín Varela, otro de los libros del año, en donde Varela hace propia la temática y logra reflexionar sobre el mismo libro como objeto: ¿historieta, ilustraciones, revista?; La barranca de la muerte y otras historias (Maten al mensajero), de Javier Velasco; El ángel negro (Maten al Mensajero), de Camila Torre Notari; A todos por igual (WaiComics), de El Waibe; y Antes de que me olviden (WaiComics), de Jo Murúa; entre otros.