Cuando nos ponemos a analizar el modelo de Nación que queremos para el conjunto de la sociedad, sin duda estamos pensando en el Estado, la universidad y el sector productivo nacional. En ese sentido, y parafraseando al artista músico Carlos “Indio” Solari, es dable pensar y preguntarse: ¿El futuro llegó hace rato? Y al mismo tiempo tratar de analizar la respuesta que trajo el gobierno de Cambiemos. El eufórico mensaje que traía esa fuerza prometiendo que no “iba a sacar derechos” nos hace pensar en esas palabras, en el sentido que también a dos años y medio de gobierno nos dijeron y… “Pero pasaron cosas”.

En este contexto, podemos interpretar el paradigma que nos proponía Jorge Sábato; basado en un proyecto político, científico-tecnológico y productivo en el cual se postula el modelo de país que un gobierno quiere para la Nación. De modo que los tres principales vértices con una necesaria presencia se traduce en: el primero de ellos es el Estado, el cual participa en el sistema como diseñador y ejecutor de la política transformadora de la economía; el segundo es el vinculado a lo universitario, un semillero de donde se espera el conocimiento necesario para el desarrollo científico-tecnológico como promotor del cambio social, y por último el sector productivo. El uso inteligente de los recursos naturales, de las materias primas, de la mano de obra y del capital  suministran a la empresa nacional. La mera existencia de estos actores no es suficiente para el éxito, sino que existe un gran desafío en la convergencia de todos los sectores, desafío que incluye y apunta al empresariado local, los sindicatos, los gobiernos provinciales y las universidades de todo el país. El objetivo es claro: potenciar y desarrollar la relaciones en un trabajo mancomunado donde la universidad, el Estado y el sector productivo privado interactúan para promover el desarrollo económico e inclusivo de toda la sociedad.

Maravillas del neoliberalismo

A fines de la década del 80, el neoliberalismo se impuso en gran parte de Latinoamérica, y en particular en Argentina, a través de reformas que poco tenían que ver con el  modelo de Estado de Bienestar, pero tenían un ordenamiento impulsado bajo las políticas dictadas por el Consenso de Washington, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Al respecto, es necesario reconocer que a lo largo de todo el proceso histórico en el que se ha ido conformado el campo científico-tecnológico en nuestro país, el modelo de Estado, y la matriz económica, han estado profundamente vinculados y entrelazados con el desarrollo económico, el modelo productivo y la inclusión social. En este marco de un nuevo proceso de redefinición del Estado, así como en la dictadura cívico-militar, en la década de los 90 y a partir de diciembre de 2015, cuando la Alianza Cambiemos asumió el rumbo del país, el Estado tomó otra incidencia: una inclinación a las políticas neoliberales basadas sobre la tesis de que el mercado constituiría el mejor y más eficaz instrumento para la asignación de recursos y satisfacción de las necesidades de la sociedad. Bregando por un mecanismo de autorregulación conduciría un óptimo social. 

La llegada de Cambiemos al poder redefinió el escenario. El recorte presupuestario a organismos importantes del sector de la ciencia y tecnología suma varios ejemplos. Uno de ellos es el que afecta al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), como así también a otras áreas de conocimiento que desarrollan actividades científicas, de financiamiento, formación y perfeccionamiento de recursos humanos, y en particular con las Universidades Nacionales (Educación), profundizando la desarticulación y el vaciamiento de los equipos y los proyectos de investigación que las distintas entidades que componen el sistema científico-tecnológico y rompiendo todo tipo de procesos de construcción de conocimientos, sus vínculos con el estado y la sociedad, y los proyectos locales y regionales de crecimiento, desarrollo y redistribución de la riqueza, políticas públicas que rigen como pilares fundamentales para el desarrollo y crecimiento de la nación.  

A partir de 2003 surge un nuevo contexto histórico que inició Néstor Kirchner y profundizo Cristina Fernández de Kirchner considerando el rol del Estado Nacional como actor primordial para el crecimiento y desarrollo del país con la creación de quince universidades nacionales. Es dable destacar que con una nueva visión de Política Nacional pasó a ser el de Desarrollo Inclusivo (incluir para desarrollarse y desarrollarse para incluir) pensando en el desarrollo local y regional encabezado por el Estado nacional, que así pasó a cumplir un rol central en el desarrollo con trabajo nacional (se puede nombrar los satélites, los radares, las instalaciones nucleares, el clúster eólico, entre otros). 

Históricamente Argentina tuvo un rol fundamental como productor de materias primas, pero es de saber que no es suficiente para dar bienestar a una sociedad. Sin embargo, el desafío desde el 2003 fue mucho mayor, ya que se tenía un estado nacional desmantelado, acéfalo y desarticulado en su totalidad, aun así, la decisión política fue enfrentar las adversidades y aprovechar la gran oportunidad para emerger un proyecto de país con crecimiento e inclusión social, pero también con un desarrollo sustentable que nos proyecte hacia el futuro como una Patria Grande. Este modelo de país, donde se implementaron y se llevaron adelante políticas públicas, económicas y sociales significó el avance de la política sobre el Estado generando una recuperación estructural, dejando éste de ser un instrumento de las corporaciones y convirtiendo como herramienta de transformación en la mancipación de los derechos del pueblo. En esta sintonía, el crecimiento y desarrollo estuvo emanado en la capacidad y rol del Estado en converger tres lineamientos: El Estado Nacional, las Universidades Públicas y sectores Productivos en referencia en pregonar la nueva visión estratégica de innovación tecnológica, creación de fuentes de empleos genuinas, desarrollar industrias, generar polos productivos y obtener nuevos profesiones que contribuyan a la construcción de una nueva nación. 

No obstante, la historia tiene giros, y luego de años donde la educación pública universitaria fue eje central como política de estado, desde el 2016/2018 el nuevo gobierno de Cambiemos ha reflejado un desinterés ajustando las partidas a las Universidades Nacional Públicas en general, en lo particular a la Universidad Arturo Jauretche que está en emergencia económica reflejando la disminución presupuestaria en términos de: retraso en salario a los docentes y no docentes, imposibilidad en la terminación en infraestructura edilicia, falta de equipamiento en los laboratorios e imposibilidad de promoción a investigación que benefician a la población.

En conclusión,  el postulado presenta que sin un Estado como diseñador y ejecutor de la política pública, económica y social, a lo único que se llega es a la exclusión, a la miseria y pobreza. Es decir, el futuro había llegado, aludiendo a la triangulación de Sábato circunscripta en el modelo de país que pregona el rol activo y la interacción entre el Estado, el sistema nacional de ciencia-técnica a través de universidades públicas y los polos productivos permitieron que las articulaciones requeridas para impulsar el desarrollo profesional y su impacto social. Por consiguiente, un Estado de Bienestar pregonará llevando como banderas tres esferas (Estado Nacional, las Universidades Públicas y los polos Productivos Nacionales) circunscriptos en un Estado capaz de intervenir en la economía, planificar el desarrollo y redistribuir la renta extraordinaria a sectores postergados de la sociedad, asumiendo funciones y generando políticas tendientes a recuperar bienes imprescindibles para el desarrollo nacional, demandando cada vez más la incorporación de ciencia y tecnología en la producción industrial, teniendo en cuenta el impulso a la investigación en las institución educativas para generar mejores proyectos para el bienestar social con la potestad activa de un Estado Nacional.

* Magister en Políticas Públicas, docente    del Instituto de Ciencias Sociales y Administración, investigador del Observatorio de Energía, investigador de la Fundación Generación del Sur.