En el marco del FIBA puede disfrutarse de una particular propuesta creada por la coreógrafa Lucía Nacht: Monumentos en acción es el título. Se trata de una invitación a recorrer la Plaza de Mayo junto a un grupo de bailarines y con una audioguía armada con entrevistas a personas que habitaron o habitan de las maneras más diversas la Plaza. Hay testimonios de un vendedor ambulante, Madres y Abuelas, un excombatiente de Malvinas y fotógrafos que capturaron la represión de fines de 2001, entre otros. Un cuerpo colectivo se construye para reflexionar sobre este escenario histórico, y la participación de los espectadores, de un modo que no resulta invasivo, se potencia al final. La última posibilidad de participar es mañana a las 18.30.

Declarado de interés cultural por el Ministerio de Cultura porteño, Monumentos en acción es un proyecto que va más allá de esta acción puntual en Plaza de Mayo (coproducción del FIBA y el Festival de Danza). Surgió en 2017, con una intervención de similar formato sobre violencia institucional en el barrio de Caballito. Por entonces, Nacht seleccionó dos cuadras en donde tejió hilos para aproximarse bien de cerca al gatillo fácil, las desapariciones en la zona, los talleres clandestinos, el trabajo de los manteros. La participación de los vecinos, que fueron entrevistados, fue uno de los pilares de la investigación. La indagación continuó por ciudades de otros países, como Lisboa, donde la bailarina abordó la crisis habitacional, o Valparaíso, donde intervino un centro cultural que otrora fue una cárcel de la que quedó la fachada. El camino de Monumentos... es largo e incluso comienza más atrás, con la ópera prima de su ideóloga, Apariciones. En Buenos Aires se desarrolló también en la ex Esma. Cada capítulo implica una búsqueda en sí mismo, porque cada experiencia es bien diferente al resto en cuanto a voces, espacios y fragmentos de la memoria que se pretenden rescatar y resignificar.

En el caso de Plaza de Mayo, la directora destaca el hecho de que sea la primera intervención de este tinte que se realiza allí, así como también el dato de que sea presentada en el marco del FIBA. Ocurre que de otro modo se hubiera complicado llevarla adelante, por las dificultades para adquirir permisos. “Antimonumento” es uno de los conceptos que hila toda la producción y uno de sus referentes es el alemán Hosrt Hoheisel. “La idea es evocar la memoria de una manera más poética”, sintetiza Nacht. Y dice esto otro, también fundamental para su causa: “Si dependemos sólo de la construcción oficial de la memoria, la historia se tergiversa. Y cosas que pensábamos que no, pueden volver a ocurrir. Si activamos la memoria en conjunto en el espacio público, podemos cambiar la realidad”.

Para invitar a los espectadores a transitar por las fibras de la Plaza, realizó un conjunto de entrevistas. Fue una tarea periodística. Algunos encuentros fueron presenciales, otros telefónicos y hasta hubo audios de WhatsApp. Nora Cortiñas, Estela de Carlotto, Hugo Yaski, fotoperiodistas que cubrieron los eventos de diciembre 2001, vecinas autoconvocadas y el colectivo Ni Una Menos son las voces que construyen el relato. “Trabajo en relación a la pluralidad; es más rico. Y el material que selecciono son anécdotas puntuales, enmarcadas dentro del territorio donde trabajo. Son eso más que opiniones”, explica la directora. Puede que una charla de una hora desemboque en un audio de un minuto y medio, en pos de exaltar la potencia y la belleza del testimonio. 

Mientras en los auriculares Cortiñas cuenta por qué las Madres eligieron los jueves para marchar, o un vendedor ambulante advierte que hay quienes se detienen en la Plaza mirando a la Rosada y hacen una catarsis, un grupo de bailarines crea imágenes a partir de diferentes episodios y conceptos. “La ocupación de este territorio es sobre todo a través de las manifestaciones; por eso consideramos el cuerpo en manifestación y el reprimido. La imagen de 2001 es muy fuerte. Tomé muchas referencias fotográficas como para ver cómo un cuerpo civil cambia a cuerpo reprimido. Cómo un cuerpo se defiende; cómo se abrazan los cuerpos ante un acto represivo. También tomé imágenes de manifestaciones populares, que tienen que ver con el compañerismo, el puño en alto, el abrazo, el agite futbolero. Y en relación a Madres y Abuelas, trabajamos con un dispositivo de creación en tiempo real”, puntualiza Nacht.

Las recientes y polémicas reformas a la Plaza y el giro del país en las políticas de derechos humanos son temas que también dispara el vibrante recorrido. “A partir del pasado y de las marcas que hay en el territorio, el objeto siempre es ir al presente. Es un recorrido en movimiento, que busca descolonizar la idea de memoria y memorial. Porque el espacio es el hombre, no el monumento. Los monumentos tienen que activar la reflexión, no ser símbolos cerrados. Trabajamos sobre la memoria popular y reconstruida a nivel colectivo, que puede entrar en contradicción con lo que se quiere imponer desde Casa de Gobierno. Es importante activar estos espacios sobre hechos que uno piensa que hay una memoria colectiva conquistada... porque el oficialismo quiere imponer otra visión de la historia; quiere borrar esta construcción”, resalta la bailarina.

La entrada es gratuita y el cupo para sumarse, ilimitado. Se requiere teléfeno móvil con la aplicación izi.TRAVEL descargada y auriculares. Al culminar la caminata, el público es invitado a participar de la performance. Se arman diferentes grupos de acuerdo a la relación que cada persona tiene con la Plaza de Mayo. Y tras pequeñas asambleas, cada uno tiene que crear un monumento. O antimonumento, poniéndole el cuerpo. “Al final se juntan todos los antimonumentos del público. Después de 40 minutos de recorrido, los espectadores llegan a la final de la performance con toda esta información poética y física, que los invita a la introspección. Y participa todo el público. A nadie le da temor ni se siente expuesto”, asegura la directora, a la vez que celebra el entusiasmo de quienes se acercaron el sábado a la primera de las dos funciones.