El Anfiteatro, remodelado como está, parece que no aguanta de ganas para la noche de hoy, cuando a partir de las 21 en el ciclo Rosario bajo las estrellas tenga lugar "De puerto en puerto. Canciones de las dos orillas", con las presencias compartidas de Ana Prada, Liliana Herrero, Edú "Pitufo" Lombardo, Jorge Fandermole, el grupo vocal A cara Lavada, Julián Venegas y el dúo La Perilla.

"Liliana (Herrero) es una intérprete

impresionante. Y Fandermole un exquisito

autor. Para mí es un privilegio".

Con entrada libre y gratuita, De puerto en puerto reúne ritmos y canciones entre dos miradas de río, que comparten tanta afinidad como aspectos distintivos. "¿Qué puedo decir de mis compañeros?", se pregunta Edú Lombardo. "Son unos excelentes músicos y artistas. Con Liliana Herrero hace mucho que nos conocemos, tuve la suerte de participar con ella en unos shows, grabar en sus discos, así como ella participó en un show mío en Montevideo. Les tengo mucho respeto a todos. Con Anita (Prada) hemos hecho también alguna cosa juntos en Montevideo. Recuerdo un espectáculo en donde estaba Fernando Cabrera también. Es una compositora de muy lindas canciones. Liliana (Herrero) es una intérprete impresionante. Y (Jorge) Fandermole un exquisito autor. Para mí es un privilegio estar en esta grilla de artistas. Y me siento totalmente nuevo en esto, porque no hace mucho que compongo", explica el músico uruguayo a Rosario/12.

-Usted no podría pensarse sin el carnaval. ¿Podría precisar qué es lo que le aportó de manera fundamental?

-El carnaval está desde niño en mi vida. Mis padres me llevaron desde temprana edad, a los 5 años. Y me enamoré de la murga y del candombe. Tuve la suerte de participar en varias murgas en el carnaval uruguayo, y desde niño. Me ha aportado desde todo punto de vista, desde lo humano, y en el aprendizaje de saber convivir y de trabajar en equipo. En cuanto a lo musical, evidentemente en lo rítmico. La murga tiene instrumentos que son europeos pero la rítmica es completamente africana. En lo armónico y lo rítmico aprendí muchísimo. También a cómo armar un espectáculo y sus contenidos. El carnaval siempre está presente, evidentemente forma parte de mi vida, y de una manera muy importante.

-Pero el carnaval no es sólo alegría, ¿no?

-No creo que sea solamente alegría. La murga tiene también dolor. Es crítica, muy crítica, y si no, no es murga. Siempre se dijo que la murga es la vocera del pueblo, de lo que a la gente le pasa y lo que vive. A eso hay que ponerlo dentro de un contexto político, social y cultural. La alegría tiene que ver con poder participar de la fiesta, ahí es dónde está. Después están el dolor y la nostalgia, en una despedida, por ejemplo.

-¿Es posible todavía cantar al barrio, o se trata de una construcción imaginaria?

-Siempre es posible cantarle a todo, creo. La cuestión es desde qué lugar, con qué estética musical. Lo que pasa es que hay mucha gente que ha escrito cosas buenas, al barrio, al amor, y a mucho más. Por eso, es muy difícil hacer una canción. Pero se le puede cantar, por supuesto que sí.

-Estoy convencido de que la música nos hace mejores. ¿Qué devoluciones curiosas ha tenido de parte de la gente?

-Es cierto, nos hace mejores. Y nos pone en un lugar lindo. De la gente he tenido todo tipo de devoluciones. En el carnaval, que es muy masivo, con niños, adolescentes y adultos. Cuando uno toca, a la gente le gusta lo rítmico y se contagia, y otras veces, le gusta el contenido y se emociona con determinadas cosas. Uno a veces plantea una historia y la gente se conmociona con algo. Ha pasado de todo un poco. La gente siempre ha sido muy agradecida con lo que yo hago. He tenido todo tipo de experiencias en ese sentido.

De un lado y otro de la orilla, Lombardo se confiesa admirador de músicos como Carlos Gardel, Luis Alberto Spinetta, Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Jaime Roos, Hugo Fattoruso, Rubén Rada, Fernando Cabrera, Jorge Drexler. "Muchos de ellos, colegas con los cuales he participado, a los cuales me crucé en la vida. He aprendido mucho de ellos, son de mucha influencia", concluye.