El Centro de Periodismo de Investigación difundió 135 páginas –con restricciones– del sumario de un juicio de 2016 en Estados Unidos de las familias de varios niños en contra de Facebook. Son básicamente documentos internos de Facebook de 2010 hasta 2014. Las demandas son porque los padres en algún momento habían puesto los datos de su tarjeta de crédito para que sus hijos pudieran comprarse pócimas o armas para ganar más fácil en juegos como Angry Birds, PetVille o Ninja Saga. El portal guardó los datos de las tarjetas y luego les permitió a los niños seguir gastando sin formular ninguna advertencia, contraseña o verificación. Facebook conocía con certeza la práctica: recibía peticiones de reembolso del dinero a través de las tarjetas un 9 por ciento de las veces. En el sector, recibir un 1 por ciento de reclamaciones ya es motivo de alarma. Facebook analizó por qué tanta gente les pedía el dinero de vuelta. Un 7 por ciento era por arrepentimiento del comprador. El otro 93 por ciento era un menor que usaba la tarjeta de sus padres o abuelos. Para el juego de Angry Birds, por ejemplo, la media de edad de los menores era de 5 años.