"En los días previos a los cierres de listas es cuando aparecen las mayores miserias de la política", se lamenta un viejo militante curtido en las 20 elecciones desde la recuperación de la democracia. Y parece ser un factor común entre fuerzas centenarias o recién aparecidas. El dirigente lo atribuye más que a las organizaciones partidarias a la naturaleza humana, al menos de aquellos que deciden participar en política. Más allá de la certidumbre o no de ese juicio, en estos momentos hay ejemplos varios que abonarían esa teoría. El domingo pasado se reflejó en esta columna la situación de Cambiemos/Pro que no solo no fue desmentida sino que otras publicaciones días mas tarde reafirmaron, sin que se hayan producido modificaciones en el escenario de ruptura entre Federico Angelini y Roy López Molina. Escenario que puede  modificarse solo si -como ha ocurrido siempre en Cambiemos- la decisión que se tome en la Casa Rosada así lo determina. En el Frente Progresista, en cambio, las decisiones se toman en la provincia, y especialmente en Rosario. Esto tampoco despeja las "miserias" aunque tal vez las disimula. No solo para la conformación de listas, sino para definir una estrategia que hasta el día de la primaria no hará eje en los adversarios de la elección general sino en los de la interna. Ese esquema le sirvió hace dos años a Cambiemos para desarrollar un p(r)otente primaria que luego se trasladó al comicio general obteniendo una resonante victoria y relegando al Frente Progresista a un impensado tercer lugar. Pero en menos de dos años, esa tendencia se revirtió diametralmente, con la diferencia que una disputa interna entre Pablo Javkin y Verónica Irizar podría dañar severamente las chances del que resultara vencedor de cara a las elecciones generales.

Cambiemos, en la vereda de enfrente, se dedicó a mostrar las bondades de uno u otra candidata en la primaria de 2017. Fue así como Roy derrotó a Ana Martínez que aparecía como la favorita. Pero en todo momento se tenía la mira puesta en la crítica a la gestión, y en definitiva quien sería más apto para transformarse en el futuro candidato a intendente.

Esto, en 2019, no es lo que pasará en el Frente Progresista. Los primeros cruces entre Javkin e Irizar -en rigor más con funcionarios y la propia Mónica Fein- pueden dar lugar a una erosión del voto de FAP que luego resulte difícil de recuperar.

La disparidad del momento de Irizar y Javkin hace que esos chispazos tengan consecuencias negativas para ambos a futuro. Mientras la concejala está tratando de instalarse frente a un electorado que en su inmensa mayoría no la conoce, Javkin avanza en un territorio "facilitado" por la deserción de López Molina. En efecto, el candidato no-socialista del FAP puede capturar con muchas más chances que su adversaria interna votos que otrora fueron de Cambiemos. De eso han tomado nota entorno a Irizar. En los próximos días tendrán mediciones acerca del esperado crecimiento de la candidata. Por ahora, algunas muestras preliminares -y no muy confiables- el crecimiento de la candidata socialista es en detrimento de la figura de Javkin. Si esta tendencia se confirma, lo que podría ser bueno para la primaria, sería negativo para la elección general.

A partir de eso será que se diseñe una estrategia entorno a una candidata debutante, que deberá sortear mas dificultades que las con solvencia superó siendo Secretaria de Hacienda del municipio. Curtirse en algunas lides, rodearse de colaboradores que muestren que las "heridas" de la interna que no fue (recordemos que Miguel Cappiello, Leonardo Caruana, y Gustavo Leone, entre otros querían ese lugar) están cerradas, y ensayar un liderazgo personal, independientemente  del apoyo y acompañamiento de Miguel Lifschitz en la campaña. En efecto, Irizar ahora está intentando fidelizar el voto socialista, abrir el juego a otras generaciones de cuadros del PS y sobre todo a hacerse conocida.

Javkin, en tanto, ha lanzado algunas críticas sobre aspectos de la gestión con el ánimo de diferenciarse, pero pensando en más allá de abril. Si bien no habrá junio sino supera abril, el precandidato sabe que lleva un ventaja considerable pero también que la columna vertebral del Frente y la gestión no están de su lado. El cálculo que hace es que si retiene los entre 15 y 20 puntos que le asignan la mayoría de las encuestas, y su adversaria se acerca, tiene buenas chances de ser el próximo intendente. Lo que advierte con preocupación, es que si Irizar suma adhesiones que solo mudan dentro del Frente, esas chances se reducen. Más aún, difícilmente Javkin participaría de las PASO si se incorporara un tercero -no socilialista- como algún dirigente de peso del Partido sugirió antes de fin de año. Concretamente, Alejandro Grandinetti escuchó esa oferta de "sumarse". Está claro que una eventual incorporación del diputado massista el FAP iría a la caza de los votantes de Javkin más que a los fieles socialistas. Ese es el límite. Javkin ha dicho públicamente que en el "armado" con el cuarteto de Massa y el peronismo federal no cuenten con él. Parece improbable, no solo porque orgánicamente no es una estrategia partidaria, sino porque el propio diputado nacional no está convencido de "trabajar de trueno y que sea para otro la llovida", como decía el gran Atahualpa.

Ya que se mencionó a Grandinetti, ni él sabe todavía si acompañará la estrategia de Omar Perotti, de Maria Eugenia Bielsa, o inclusive la de Roberto Sukerman, único candidato peronista a la intendencia. En ese sentido, el concejal se siente confiado de la decisión de Ciudad Futura, ratificando su participación a través de Juan Monteverde de la primaria, acompañado del Frente Social que lidera Carlos Del Frade. En ese sentido, Monteverde se referencia con la arquitecta Bielsa a nivel provincial, aunque tendrá su lista de concejales para la ciudad encabezada por Karen Tepp, por fuera de la primaria del PJ, en un armado cuanto menos original.

Sukerman es el que individualmente parece como el mejor posicionado en la mayoría de las encuestas, rondando los 20 puntos. El edil confía en que un aporte de Ciudad Futura pueda transformar el frente justicialista en la primera fuerza y cree por tanto en el favorito para la elección.

Como se ve, a 20 días del cierre de listas, cada cual atiende su juego, más allá de la agorera frase que encabeza esta columna.