Alfonso Cuarón no fue a Sevilla y no perdió su silla, pero ganó el Goya a la Mejor Película Iberoamericana por Roma, en una ceremonia llevada a cabo en el Palacio de Exposiciones y Congresos (Fibes) de la capital andaluza. Dejó en el camino a El Angel, la película de Luis Ortega inspirada libremente en la vida de Carlos Robledo Puch, el asesino serial más famoso de la historia argentina. El film del director de Gravedad privó al cine argentino de conseguir su décimo octavo galardón en ese rubro ya que lo obtuvo en diecisiete ocasiones de treinta y tres ediciones de los “Oscar españoles”, que entrega la Academia de Cine de España. El último había sido en 2017 para El ciudadano ilustre, de Mariano Cohn y Gastón Duprat. Ese fue el tercero consecutivo para la Argentina, ya que Relatos salvajes, de Damián Szifron, en 2015, y El clan, de Pablo Trapero, en 2016, también se habían alzado con la estatuilla. El Angel había llegado a la instancia final porque previamente había sido seleccionada por los miembros de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina para competir no sólo por el Goya a la Mejor Película Iberoamericana sino también para pelear por una precandidatura al Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa, que finalmente no consiguió.

Dejando también en el camino a La noche de 12 años (Uruguay) y Los perros (Chile), Roma es la película del momento. Escrita, dirigida, cofotografiada y coproducida por Alfonso Cuarón, está protagonizada por Yalitza Aparicio y Marina de Tavira, con varios actores debutantes. Ambientada a principios de la década de 1970, es una ficción que narra la vida de una familia acomodada y Cleo, su trabajadora doméstica. Cuarón basó el guión en sus propios recuerdos de infancia y en Liboria Libo Rodríguez, la trabajadora doméstica de su propia casa que realizó su crianza y a quien dedicó la película. Roma comenzó ganando el León de Oro en el Festival de Venecia, tiene diez candidaturas a los Oscar 2019, incluyendo Mejor Película, Mejor Película de Habla no Inglesa y Mejor Dirección y viene de conquistar dos Globos de Oro a Mejor Dirección y Mejor Película de Habla no Inglesa. El director no estuvo presente, pero los productores manifestaron su agradecimiento a varias personas y también a Netflix, que produjo la película. 

El cineasta uruguayo Alvaro Brechner ganó el Goya al Mejor Guión Adaptado por La noche de 12 años, película basada en el libro Memorias del calabozo, de Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández Huidobro. “Aún en las circunstancias más tremendas hay reductos inalienables que al ser humano no se le puede quitar”, señaló Brechner a modo de reflexión sobre su largometraje. El film –que tiene capitales de coproducción argentinos– está basado en los doce años de confinamiento solitario que vivieron tres de las personalidades más reconocidas del Uruguay contemporáneo, entre ellos su ex presidente, José “Pepe” Mujica (que es interpretado por Antonio De la Torre), Mauricio Rosencof (encarnado por Chino Darín) y Eleuterio Fernández Huidobro (interpretado por Alfonso Tort). De la Torre estaba nominado en el rubro Mejor Actor de Reparto, pero no conquistó el galardón que quedó en manos de Luis Zahera por su trabajo en El reino. 

De la Torre también estaba nominado como Mejor Actor Protagónico por El reino y en ese caso pudo alzar la estatuilla. Ni Javier Bardem ni Penélope Cruz triunfaron en los rubros actorales por Todos lo saben (la película del iraní Asghar Farhadi en la que trabaja Ricardo Darín), mientras que el Goya a la Mejor Actriz Protagónica fue para Susi Sánchez por La enfermedad del domingo. Como Mejor Director ganó Rodrigo Sorogoyen, director de El reino. Pero la Mejor Película Española fue Campeones, de Javier Fesser.  

El Goya de Honor fue para el gran Narciso “Chicho” Ibañez Serrador –hijo de Narciso Ibañez Menta–, quien no estuvo presente en la ceremonia por razones de salud, pero grabó previamente un video. El auditorio se conmovió hasta ponerse de pie en su totalidad, transformando uno de los momentos más emotivos de la gala en un homenaje eterno. Los encargados de conducir la ceremonia fueron el matrimonio que conforman Andreu Buenafuente y Silvia Abril. Ambos llevaron a cabo una tarea tan difícil (hacer reír a los actores) como solvente. Incluso, no ahorraron en chistes de humor filoso, por momentos negro, que no rozaron ni siquiera el mal paso de comedia. Buenafuente también hizo un homenaje a Groucho Marx hablando sobre subvenciones, los precios de las entradas y Cataluña. El recinto del evento tuvo su clima social también: así con en 2018 una de las grandes reivindicaciones fue #masmujeres (aunque hubo varios discursos pidiendo más posibilidades en el mundo del cine para las mujeres), este año la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (Cima) se sumó al grito urgente de “Ni Una Menos”. Cima y la Asociación Andaluza de Mujeres de los Medios Audiovisuales repartieron sus abanicos rojos en la gala, invitando a todo el cine español a combatir la violencia de género. Un gravísimo problema que no conoce de fronteras.