A fines de los años 90, en aquellos tiempos en los que la historieta argentina se mantuvo viva gracias a las publicaciones realizadas por los autores jóvenes que organizaban encuentros fanzineros, surgió un personaje que demostró que el héroe local todavía podía ser posible. Bajo el nombre de Mikilo (como la leyenda diaguita), Curci creó a un gigante mitad humano y mitad demonio, que se adentra en los mitos del norte argentino. Con una narración deliberadamente clásica, la bestia y el antropólogo Adolfo Sosa se enfrentan a la Llorona, el Curupí, o a El Yaguerón.  Dibujada por Tomás Coggiola y Marcelo Basile, la saga será editada en dos volúmenes por el sello Comic.ar. 

–¿Bajo qué circunstancia nació Mikilo?

–Mikilo es fruto de mi pasión por las historietas, primero como lector empedernido y después como dibujante de comics frustrado. Hacia fines de aquellos años yo había dibujado unas cuarenta páginas de Mikilo pero no estaba satisfecho con el resultado. Ahí aparecen Tomás Coggiola y Marcelo Basile, quienes se toman el ciclópeo trabajo de volver a dibujar la historia como dios manda, o al menos como el dios del comics manda, que no es otro que Jack Kierby. Decidimos auto editarla y lanzarla a los quioscos en una época en la que las editoriales de comics locales ya habían colapsado y el panorama editorial porteño era desolador. Es el fruto de un trabajo placentero y en equipo, que empezó con tres tipos que se jugaron hasta la camiseta, cuando editar cualquier cosa equivalía a pegarse un tiro en el pie. Y a ese esfuerzo creativo se sumó después Sergio Ibañez y una lista enorme de talentosos dibujantes que colaboraron y dieron siempre lo mejor en cada episodio que les tocó ilustrar. Estos dos tomos que recopilan todas las historias que ya fueron publicadas van a estar ahora al alcance de aquel público que lo seguía. Y tal vez llegue a las manos de nuevos lectores que sólo escucharon hablar de él pero que nunca lo leyeron.