La decisión de la emblemática agrupación uruguaya de incluir a seis mujeres murguistas en su formación desató repercusiones diversas: mientras los más jóvenes celebran el cambio, el Carnaval oficial dejó afuera a Falta y Resto.

Falta y Resto no para reinventarse. La emblemática murga uruguaya incluyó el año pasado a su elenco a seis mujeres murguistas, una decisión estética y política que trajo todo tipo de repercusiones en el ambiente carnavalero. Si bien el gesto de época fue celebrado por el público más joven y refrescó la poética de la murga, también recibió reacciones negativas en los sectores más tradicionales y conservadores. De hecho, Falta y Resto no participa este año del Carnaval oficial, debido a que uno de sus propietarios, Hubo Brocos, no acuerda con el nuevo rumbo artístico de la murga y se negó a firmar la autorización para concursar en la audición. "A partir de la incorporación del coro paritario, se desataron un montón de cosas que tienen que ver con un género que ha sido durante más de cien años el reflejo del machismo de la sociedad", cuenta Raúl "Tintabrava" Castro, uno de los directores y principales letristas. "Inclusive, nosotros mismos, como murga, hemos tenido una posición muy machista durante toda nuestra historia. Por suerte, toda esta revolución feminista, que ha tomado visibilidad en los últimos años hizo que cambiáramos nuestra postura. Esto derivó en que por vías administrativas se nos prohibió estar en el Carnaval oficial", completa Castro, a punto de presentarse junto con Falta y Resto el sábado a las 21 en La Trastienda (Balcarce 460) con un nuevo espectáculo murguero: Ilegal.

"Entonces, a partir de ahí surgió la idea de hacer un espectáculo que se llamase Ilegal, o sea, por fuera de la ley y los cánones. Eso es el verdadero carnaval. Porque el carnaval es el momento históricamente en que el pueblo se ríe de sus amos. Es el perfume de su esencia: la murga tiene que ser incorrecta. Es el momento donde no importan los límites. Es el arte lo que imagina por encima de la realidad; lo que transforma esa realidad en otra diferente. Hoy vivimos un tiempo en América latina y en el mundo entero en el que la razón está al servicio de la fuerza. Todavía estamos en la prehistoria del ser humano. Y creo que el arte es el encargado de que se abran las mentes y los corazones para que la fuerza empiece a estar al servicio de la razón. Ahí se van a disminuir mucho los problemas de integración y de las minorías. Porque el corazón y la razón tienen que estar unidos. No puede ser que la ambición desmedida esté manejando el mundo", resalta Castro. En Uruguay se van a presentar en circuitos alternativos, por fuera de los tablados oficiales: clubes, instituciones sociales, comunas barriales y en salas de pueblos del interior. "Creemos que el carnaval no se mancha, como diría Maradona. La alegría y el carnaval son derechos de todos", destaca Castro, y recuerda que la primera vez que se presentaron en Argentina, en la sala estaba Alfredo Zitarrosa.

El cuplé "Ni un paso atrás", que trascendió fronteras y se convirtió en un himno feminista, es la primera composición realizada íntegramente por mujeres que forma parte del repertorio de "La Falta", como se la conoce popularmente. La canción apareció en el espectáculo Misa murguera (2018), en el que por primera vez incorporaron un coro paritario. "Más allá de que durante muchos años la murga ha sido muy reconocida, nosotros tuvimos un suceso artístico muy importante con este espectáculo. La canción 'Ni un paso atrás' fue la más difundida en toda la historia de la murga, porque hoy por hoy la cantan en Colombia, en Chile, Mendoza, Córdoba... Se ha convertido en un himno de la lucha feminista. De la mano de mi hija Soledad, que es militante de la causa y letrista de la murga junto a su hermano Leandro, hicieron que la murga tomara una postura bien clara", dice el histórico murguero. Según Soledad Castro, "en Uruguay hay mucha segregación cultural y hay muchos lugares donde el discurso feminista no llega, como a sectores populares, escuelas o centros de salud". "Por eso, llevar el discurso feminista a los barrios en forma de murga lo que hace es que vos te puedas comunicar con una señora, que llora cuando te ve cantar, y que no accedería a ese mensaje de otro modo. La murga tiene la capacidad para juntar gente muy distinta, es un tesoro".

Ilegal, de algún modo, es la continuidad de Misa murguera. La poética feminista --potenciada por las coristas Majo Hernández, Soledad Castro, Coca Vidal, Jhoana Duarte, Martina Cal, Camila Sosa, Papina de Palma-- marca el pulso y la impronta del espectáculo, "donde 'la Falta' se vuelve más anarca que nunca, donde la fiesta popular es un encuentro clandestino. Arte popular, inclusivo y por sobre todas las cosas esperanzador". Las voces femeninas y masculinas "transforman viejos éxitos en nuevos y revitalizados". Y, por supuesto, los nuevos cuadros y cuplé pensados para este espectáculo. Adelanta Castro: "El Poeta y el Campana encuentran el último tablado. Y ahí citan a una gran cantidad delincuentes del arte y empiezan a suceder muchas cosas para lograr que ése último tablado subsista. Hay una versión del cuplé del Murga La, que tiene 30 años, con una perspectiva feminista. Jhoana Duarte interpretará un flamenco rioplatense hermoso y Camila Sosa cantará un tango maravilloso. Es una comedia musical política pero tiene su momento dramático".

-¿Cómo fue recibido el ambiente carnavalero la inclusión de un coro paritario y cómo transitaron ese proceso?

Soledad Castro: -Como todos los procesos políticos, tienen que ver con habitar un conflicto. Tomamos la decisión de no negar el problema ni buscar una válvula de escape, sino profundizar el conflicto. Porque entendemos que hay se está cometiendo una injusticia vinculada en una tradición social y cultural. La Falta y Resto es una herramienta política y la idea era que no quedara solo en el discurso. Quisimos reflejar artística y éticamente la postura de las personas que estamos haciendo la murga. Entonces, fue muy violenta la sensación de que como había mujeres no tenía una "calidad interesante" como para que la murga saliera en el carnaval. No se puede medir el arte como si fuera un partido de fútbol y eso pasa en el concurso oficial, que termina justificando la exclusión. Que la Falta y Resto cambie su discurso es un hecho político en sí, y eso fue lo que resultó imperdonable para el carnaval y para esos códigos de varones que la murga rompió. Que en una institución cultural tan patriarcal pase eso dividió las aguas.