Un manifestante que participaba en la protesta de los chalecos amarillos en París perdió ayer una mano durante los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. Según fuentes policiales, el hombre agarró una granada lacrimógena que había sido lanzada por los oficiales antidisturbios con la intención de reenviarla a los agentes, pero el artefacto le estalló en la mano. El enfrentamiento tuvo lugar en la puerta de la Asamblea Nacional, sede del Parlamento francés, en el decimotercer sábado de protestas de los chalecos amarillos. La víctima, un fotógrafo del movimiento, fue trasladado de inmediato a un centro médico de París. En todo el país se movilizaron ayer más de 51 mil personas y en la capital hubo 39 detenidos.