El submarino Ara San Juan perdió contacto el 15 de noviembre de 2017 mientras navegaba desde Ushuaia a Mar del Plata con 44 tripulantes a bordo, a la altura de la costa de Chubut, cuando se produjo “un evento anómalo singular corto, violento y no nuclear consistente con una explosión”, según informó en ese momento el Ministerio de Defensa. Desde entonces y durante 367 días permaneció desaparecido. En ese lapso, sólo la presión de los familiares de los tripulantes sobre el gobierno nacional logró sostener la búsqueda de la nave. En ese período, los familiares de los submarinistas enviaron cartas, hicieron festivales, activaron en las redes sociales, marcharon en reiteradas ocasiones, en Buenos Aires y Mar del Plata, asistieron al Congreso Nacional y se encadenaron en la Plaza de Mayo para exigirle a los funcionarios nacionales y a la Armada que encuentren a sus familiares. A tres meses de la desaparición, Mauricio Macri justificaba la las dilaciones y trabas de la búsqueda: “El mar es inmenso, el submarino es pequeño”. A pesar de la epifanía presidencial, un año y dos días después del último contacto radial el buque Seabed Constructor, de la empresa Ocean Infinity, en el que viajaban familiares de la tripulación, logró localizar los restos del submarino.

La nave zarpó desde Ushuaia el 13 de noviembre en una misión de patrullaje por el litoral marítimo argentino. Antes, del 6 al 9 había realizado ejercicios militares Etapa de Mar III en aguas del Canal del Beagle, frente a la provincia de Tierra del Fuego. En condiciones normales, el submarino debía arribar a la Base de Mar del Plata cinco días después.

El 15, el submarino toma contacto por última vez. Reporta una avería en el sistema de baterías que pudo ser solucionada. La última ubicación reportada fue a 240 millas náuticas (432 kilómetros) de la costa, en el Golfo San Jorge, al sudeste de la Península Valdés. Un día después, ante la falta de comunicación del submarino, que debía reportarse dos veces al día, la Armada comienza la búsqueda por mar y aire.

Dos días después de haber perdido contacto con la nave, la Marina confirma que no tiene información, lanza el aviso del protocolo de búsqueda y rescate de submarino (Sarsub) y comienza a recibir asistencia de otros países.

En los siguientes meses, mientras los reclamos de los familiares se acentuaban, el gobierno inició una investigación en la Armada para determinar su “responsabilidad” en la desaparición del submarino y el 16 de diciembre relevó de su cargo al jefe de la Armada Marcelo Srur. Mientras, 

los familiares volvían a responsabilizar al gobierno en general y al ministerio de Defensa Oscar Aguad por lo que les tocaba vivir y por el tiempo que transcurrió hasta que el Gobierno llamó a licitación para contratar a una empresa que llevara a cabo la búsqueda, luego de que se retiraran los buques de países que colaboraron con esa tarea. Las críticas también alcanzaban al presidente, al que acusaron de estar ausente durante todo el proceso de búsqueda.

El 17 de agosto de 2018, el gobierno contrata a la empresa estadounidense Ocean Infinity para retomar la búsqueda con el buque noruego Seabed Constructor, equipado con cinco vehículos submarinos autónomos (AUV) y tecnología de última generación. El contrato establecía un lapso de 120 días para finalizar el operativo y que se pague a la compañía 7,5 millones de dólares si se hallaba al submarino.

El 15 de noviembre, a un año de la desaparición, Macri encabezó en la base naval de Mar del Plata el primer acto oficial en homenaje a los 44 tripulantes del submarino. Un día después del homenaje que demoró un año en llegar, el Ocean Infinity, cuando tenía previsto su regreso a Comodoro Rivadavia para suspender la búsqueda, comunicó que iba a revisar un indicio de “alta probabilidad” con una longitud de 60 metros y a unos 800 metros de profundidad. El 17, el Ministerio de Defensa y la Armada informan en la madrugada que el ARA San Juan fue hallado, y señalan que la nave estaba a 907 metros y que había implosionado muy cerca del fondo.

“El Gobierno siempre estuvo ocultando algo, que tal vez ya sabían. Nunca tuvimos respuestas del Presidente. Fue un presidente ausente”, dijo Oscar Vallejos, padre del submarinista de 38 años Celso Vallejos, el día del hallazgo de la nave. Y agregó sobre el trato oficial que tuvo hacia los familiares de las víctimas: “Pasó varias veces cerca de la base y jamás se molestó en hablar con los familiares que estábamos ahí siempre”.