Un hijo de Pedro Etchebest, el empresario que denunció al operador Marcelo D’Alessio por pedirle 300 mil dólares en nombre del fiscal Carlos Stornelli para no imputarlo en la causa de las fotocopias de los cuadernos, presentó ayer una denuncia penal para que se investiguen sugestivas visitas de desconocidos a su casa de Mar del Plata en los últimos días. Matías Etchebest dejó constancia por escrito de que teme por su integridad y la de su familia porque ya recibió varias amenazas de muerte.

Etchebest padre, el presentar la denuncia que investiga el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, manifestó que una de sus principales preocupaciones pasaba por su hijos, que se llaman Matías y Pedro Gastón. En uno de los muchos diálogos con D’Alessio que grabó y entregó a la justicia, el abogado que hacía ostentación constante de su relación con el fiscal le advierte que “no vas a tener ningún daño, salvo económico, porque Stornelli no es bueno”. Más adelante le sugiere potenciales daños alternativos, en los que incluye a posibles represalias con su familiares: “El tipo te podría haber costado (sic) seis años de meterte adentro, terminar la vida por la puerta de atrás, cagar a tu hijo”.

Matías Etchebest, que tiene 41 años y ciudadanía estadounidense, se presentó ayer al mediodía en la comisaría 14 de Mar del Plata para denunciar dos episodios ocurridos en los últimos cuatro días en su casa del barrio Sierra de los Padres de esa ciudad balnearia.

El primero ocurrió el miércoles alrededor de las cuatro de la tarde y se lo relató un vecino. Un hombre de unos 50 años que se movilizaba en un Renault Kangoo color gris bajó del auto frente a su casa. Cuando el vecino le dijo que Etchebest no estaba en la casa, se volvió a subir y se fue “sin mediar palabra alguna”, declaró.

Ayer por la mañana, en tanto, al subir a la planta alta de la casa, Etchebest descubrió que de un pallet de ladrillos huecos que estaban ordenados en la planta baja, autores desconocidos habían separado unos veinte y los habían trasladado unos cinco metros, hasta la pared de la escalera que da hacia su azotea, donde los habían “apoyado en fila”. Ante las preguntas de los policías de la provincia de Buenos Aires que le tomaron la declaración y apuntaron los hechos en un castellano borrascoso, respondió que los anónimos visitantes estuvieron allí “unos cinco a diez minutos aproximadamente” y que el testigo también es su vecino.

El denunciante aclaró que en la zona no hay cámaras de seguridad, que tampoco tiene alarma de monitoreo, y que no hay ninguna persona trabajando en su casa excepto un parquero que estuvo por última vez antes de los movimientos extraños, quien le informó que no tocó los ladrillos. Agregó que también descubrió una teja rota en el techo.

El hijo del empresario que denunció la extorsión en nombre de Stornelli dejó constancia por escrito de que “teme por su integridad física y psicológica” y también por la de su familia, porque “este último mes tuvo amenazas varias, de muerte y daño, por vías telefónica”, que denunció con anterioridad.