Ya en marcha el año electoral, avanza la caravana zombie de fiscales, abogadas denunciantes y periodistas especializados por los canales amigos para hablar sobre supuestos hechos ocurridos hace alrededor de una década —a veces incluso más, otras un poco menos—, machacando sobre presuntas afirmaciones de arrepentidos, poco importa si se comprueban veraces. La estrategia del lawfare ha dado excelentes resultados en el continente, ningún consultor serio dejaría de aconsejársela a Cambiemos. Pero, a esta altura, como recurso para garantizar un triunfo en las urnas se ve escaso por al menos dos cosas. Una, porque la doble vara de Comodoro Py queda cada día más al descubierto, el affaire en torno al fiscal Carlos Stornelli es elocuente al respecto. Dos, sólo lawfare como estrategia es nada dada una realidad que se empecina en llevarle la contra al macrismo, que ya prácticamente abandonó toda perspectiva de mejora económica y sólo aspira a que la situación no se desmadre de aquí a octubre.

Hay todavía algunos meses por delante hasta las elecciones, cuesta imaginar cómo se desarrollarán los acontecimientos porque ya adquieren características rocambolescas, incluso risueñas si en el medio no estuviera en juego el destino de algunas personas. El ex vicepresidente Amado Boudou, aún sin sentencia firme, fue llevado a la cárcel por tercera vez en menos de dos años. Da la sensación que lo liberan sólo para volver a tener el título de la nueva detención. Esta vez, los responsableS de devolverlo a Ezeiza fueron los camaristas Mariano Borinsky, Gustavo Hornos y Juan Carlos Gemignani. Este último es el mismo camarista que un par de años atrás fue denunciado por una secretaria del tribunal, quien lo acusó de privarla de su libertad durante dos horas por negarse a inventariar unas cajas. En su intento de explicación del fallo sobre Boudou, y en una vuelta de rosca de la retorcida “doctrina Irurzun”, Gemignani admitió que en el caso de ex vice no había riesgo de fuga ni posibilidad de entorpecimiento de la investigación, sino que directamente la presunción de inocencia ya no corría para él. “Más allá de la sentencia si está firme o no”, avisó, mandando al archivo el Código, quien hoy ocupa nada menos que la presidencia del principal tribunal penal.

Hay tantos casos judiciales para un lado y el otro cada día que pasan desapercibidos o en cuestión de horas quedan al olvido. Por ejemplo, la sala de la Cámara Federal que justamente integra el doctrinario Martín Irurzun junto a Leopoldo Bruglia confirmó el jueves el procesamiento por violación de secretos —incluso añadiendo de paso el cargo de abuso de autoridad— al ex titular de la Procuraduría Antilavado (Procelac) Carlos Gonella por haber escrito dos tuits en el que informaba sobre una investigación en marcha contra una jueza de primera instancia María Gabriela Lanz y su pareja. El delito imperdonable de Gonella, en verdad, es que lo había designado la procuradora Alejandra Gils Carbó.

Por el contrario, para que no se diga que son todas pálidas, el titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Gustavo Arribas, fue sobreseído por la Corte Suprema de la investigación que se le había iniciado por aquella declaración del arrepentido brasileño del caso Odebrecht. Pero eso no termina ahí, los fiscales Delgado y Rodríguez tienen una causa abierta por  “abuso de autoridad” e “incumplimento de los deberes de funcionario público” por sus intervenciones en la investigación. 

Y ya que hablamos de los manejos de Comodoro Py, no se puede dejar de hacer mención a las ocho citaciones a indagatoria que libró contra Cristina Kirchner para este lunes 25, aniversario del nacimiento de Néstor Kirchner.   Varias indagatorias son derivadas del caso de los cuadernos, como es la relacionada con la importación de Gas Natural Licuado (GNL).  La abogada Graciana Peñafort detectó que en esta causa el testigo estrella es nada menos que el falso abogado Marcelo D’Alessio, quien declaró dos veces “espontáneamente” en noviembre pasado frente al fiscal Stornelli, que ni siquiera tenía delegada la causa. Las declaraciones, sin embargo, fueron agregadas al expediente recién unos días atrás y usadas como prueba para reemplazar la pericia trucha realizada por David Cohen, quien en su momento había calculado la friolera de 7 mil millones de dólares de sobreprecios. Los especialistas que lo revisaron dijeron que el cálculo era un disparate. 

El uso de la prisión preventiva al antojo de jueces y fiscales, incluso pasando por alto el Código como admitió Gemignani, deja la vía libre para casos de extorsión como el de D’Alessio. El celular del falso abogado puede dar muchas pistas sobre el entramado que existe entre un sector de Comodoro Py, los medios de comunicación y los servicios de inteligencia, tanto locales como extranjeros. Hasta hace poco presentado como una especie de eminencia gris sobre el hampa, D’Alessio pasó en un abrir y cerrar de ojos a trastornado y delirante. Excepto, claro, en la frase de su declaración en la que desligó a Stornelli de la extorsión al empresario Pedro Etchebest. En ese instante, al parecer, D’Alessio habría tenido un momentáneo rapto de lucidez. 

Lo que trascendió ayer de las pericias del teléfono es que los mensajes con Stornelli eran reales, por lo que el fiscal tendrá explicaciones que dar. Este sector desespera por hacerse de esa causa, que reclama el juez Julián Ercolini, otro de la cofradía. La caravana zombie considera lógico quitarle la causa al juez de Dolores Alejo Ramos Padilla, ya que se trataría de un miembro de Justicia Legítima. Así las cosas, sólo pueden administrar justicia quienes se declaran antikirchneristas y no hay motivo de jurisdicción que valga.

Como define el abogado Pablo Slonimsqui en su libro Forum Shopping, reloaded: “El actual gobierno, que si está del lado de la ley y el orden no lo hace de un modo convencional, cada vez tiene menos confianza en las venganzas sutiles y se inclina abiertamente por la brutalidad, única alternativa válida cuando los deseos del individuo chocan con principios reconocidos por una sociedad civilizada; en este caso, lo que se conoce, en términos generales, como debido proceso”.

Mientras esta sucesión increíble de hechos ocurren en Tribunales y alrededores, en la vida real la gente sufre las consecuencias de un modelo económico en coma, sostenido por alfileres. Al tenue intento del Banco Central de bajar un poco las tasas de interés, el dólar respondió con un respingo, por lo que desde Vietnam, donde se encontraba Macri de gira, llegó la orden de subir las tasas de nuevo y no hacer olas. Ya nadie imagina una recuperación para este año, la única aspiración es que el dólar no se dispare mantenido con el respirador artificial del FMI. La fuga de capitales en enero llegó al récord de 2 mil millones de dólares y, según el cálculo difundido por la Cepal, la deuda externa ya alcanzó el 97,7 por ciento del PBI. Sí, se llevaron un PBI.

La idea de Cambiemos era que con su llegada a la Casa Rosada —con sus aires mundanos y emprendedores—, el pago a los fondos buitres y la apertura de la economía, llegarían las inversiones a raudales. A cambio de eso, Macri anda ofreciendo limones y huevos en India mientras que Coca Cola, nada menos, declara aquí el concurso preventivo de crisis. La sensación es que así no hay lawfare que alcance.