“Todo poder conlleva una gran responsabilidad”, reza la máxima atribuida al tío de Peter Parker. Y si el Hombre Araña es el prototipo de los superhéroes que huelen a espíritu adolescente, The Umbrella Academy propone un aire perturbado, híper estilizado, ruidoso y orquestal, tan respetuoso del canon de cómics como renovador. Hay razones atendibles para que esta serie de diez episodios, recientemente estrenada por Netflix, apunte en esa línea. Nació de la mente de un rockero que detenta un gran amor por los comics: Gerard Way, más conocido por su rol al frente de My Chemical Romance, quizá la banda que mejor explotó la estética emo punk hace una década con videos y canciones melodramáticas, puntillosas, siniestras y con un singular sentido del humor (chequear Welcome to the Black Parade o Teenagers).

¿De qué va la historia? En 1989, varias mujeres que no tenían signos de estar embarazadas parieron espontáneamente. Siete de estos bebés fueron adoptados por un millonario que quiso explotar sus poderes con fines altruistas. La acción se sitúa más de 20 años después, cuando el proyecto de este hosco Profesor Xavier ha fracasado (los flashbacks ayudan a entender los motivos) y cada uno de los miembros de la academia anda en la suya. Tras su muerte, los protegidos tendrán que reunirse para salvar al mundo del cataclismo que se avecina. Es que uno de ellos viene del futuro con malas noticias.

“Cuando empezamos, ninguno del elenco se conocía. Y eso le sumó mucho a la química del show, ya que estos hermanos no se han visto por muchos años. Obviamente nos fuimos conociendo y llevándonos muy bien. Y es cierto que Diego tiene sus motivos para alejarse de la familia. No es que me aislé en el rodaje pero traté de honrar al personaje entrenando, con mi rutina, estando un poco solo”, le contó al NO David Castañeda, encargado de interpretar al “más humano” del clan de los siete. Su rol es el de The Kraken, alias número 2, el vigilante callejero experto en el manejo de los cuchillos y muy resentido con el pasado.

Lo mencionado sirve para entender el trampolín timburtonesco de The Umbrella Academy, con personajes de habilidades inusuales incluso para historias de este calibre. Hay un astronauta forzudo y sensible con cuerpo animal; otro que se ha suicidado y persigue a un tercero que puede hablar con los muertos; la madre del grupo es una robot, y el mayordomo es un simio de modales diplomáticos. Dos de los protagonistas ya tuvieron experiencia en este tipo de asuntos: Ellen Page, quien transitó el universo X-Men y acá interpreta a una misteriosa chica que no tendría ningún poder especial más que saber tocar el violín; y Robert Sheehan, de la genial Misfits, que encarna a un adicto en recuperación con la pericia para comunicarse con el más allá.

Además de la pedagogía para superhéroes grisáceos y villanos simpáticos como los sicarios Cha-Cha y Hazel, la serie se sirve de un imaginario rocambolesco junto con un soundtrack heterogéneo, que pasa por The Who, They Might Be Giants y Paloma Faith. The Umbrella Academy, con una segunda temporada a confirmar, surge en una época profusa para este tipo de relatos. Fox acaba de estrenar Deadly Class, sobre un colegio donde se entrena a la nueva generación de criminales y jóvenes erráticos con potencial para el “uno, dos, ultraviolento”. Amazon, por su parte, tiene en carpeta The Boys, con unos héroes de corte urbano con mensajes irónicos al clasicismo del género. “Es un poco lo más normal, ¿no? Veníamos comiendo mucho chocolate y ahora le encontramos el gusto a la almendra. Me encanta esta nueva línea de superhéroes de los últimos años. El poder no es necesariamente su fortaleza sino que la audiencia pueda vincularse con tal personaje”, apunta Castañeda.

¿Qué es lo más importante para los miembros de la academia y particularmente para tu personaje? ¿Salvar al mundo o a su familia?

--Una viene con la otra. Diego tiene que averiguar sobre sus problemas para poder lograr una relación con sus hermanos y, entonces sí, salvar al mundo.

La numerología es importante en la serie. Paradójicamente, se dice que el 2 es el signo de la empatía, la cooperación, la adaptabilidad y la consideración hacia los demás. Todo lo contrario a Diego. ¿Qué significa para él ese número?

--Jajaja. Para Diego, ser el número 2 es rencor. Sir Reginald, su papá, lo puso en esa posición pensando que iba a acompañar al líder y que no iba a ser el “huevón” del grupo. No digo que odie al número 1, pero no lo ama, eso ya es parte de su costumbre. Y todo lo que quiere Diego, en realidad, es convertirse en lo planteado en tu pregunta. Ser guía, aliado, compañero. Eso es lo que tiene que aprender en el transcurso de la serie.

De todos los hermanos, Diego es el que mayor vínculo tiene con su madre. ¿Qué es lo mejor y lo peor de tener una mamá robot?

--Lo mejor es que les dio atención diaria, cariño y amor. Lo peor es que uno puede cuestionar sus intenciones ya que uno nunca sabe si está hablando con su mamá o con el padre que la programó.

La música tiene un rol preponderante en la serie, ¿qué canción definiría a Diego?

--Cuando leía los guiones, la música ya estaba apuntada allí. Así que ya sabías cómo era el ritmo de esa escena. Fue algo que ya conocías, te lo imaginabas, pero igualmente fue muy especial al verlo. Run Boy Run, de Woodkid, o Sinner Man, de Nina Simone, son utilizadas de un modo fascinante. Creo que Dear Mamma, de 2Pac, habría quedado muy bien en algún momento de Diego con su madre.

En la escena del funeral, tu personaje no usa el paraguas emblema del clan. También está la del baile, donde todos parecen encerrados en una casa de muñecas. Dos momentos dentro de una serie llena de detalles estéticos. ¿Qué es lo que más te asombró a nivel visual?

--En la escena del funeral en particular se ve claramente quién es Diego y cómo se lleva con sus hermanos. Se autoexcluye, lo ves y no es necesario decir nada. La del baile del primer episodio, nadie sabía cómo iba a quedar. Con el producto acabado dio un chingo de vergüenza. Porque cuando uno baila solo en su casa o en un club está con los demás. Lo que más me gustó es que ha causado mucha gracia. Lo que ves a través de la pantalla es muy particular. Creo que la puesta en escena es increíble, muy trabajada, está llena de esos detalles y cada vez que la miras encuentras algo diferente.