“En un año que van a escuchar muchos discursos, muchas posiciones, voy a hablar de hechos, sin versos, porque la realidad no se cambia con relatos”, sostuvo la gobernadora María Eugenia Vidal en la apertura de sesiones ordinarias en la Legislatura bonaerense que aprovechó como tribuna para abrir la campaña electoral sin hablar directamente de su candidatura a la reelección. Apelando a sus emociones y calificando a su gestión como un “legado” contra “una forma de gobernar que duró una década”, la mandataria habló de obras de infraestructura, seguridad y modernización del Estado e introdujo en su discurso la disputa con los gremios docentes, cuando pidió disculpas a los maestros por “el conflicto con los gremios que todavía no resolvimos”.

Interpelada por el video propagandístico en el que se mostró con una militante del PRO que había aparecido en otros spots de Cambiemos, Vidal calificó dedicó un fragmento de su discurso a quienes calificó como “cómplices de métodos de escrache” y prometió seguir tocando timbres y “gobernando para los que menos tienen y los que más se esfuerzan: la clase media”. “Sabemos que son los que más han puesto, sabemos que son a los que más les cuesta”, les dedicó a las familias de clase media afectadas por la larga recesión que provocó la crisis económica. 

Con la presencia de los intendentes de Cambiemos y del presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, como representante de la fuerza a nivel nacional, Vidal destacó que “más allá de los logros y los pendientes” se registró un “cambio de valores” en la provincia al señalar las leyes votadas para la eliminación de jubilaciones de privilegio, formalización de las declaraciones juradas, paridad de género y fin de las reelecciones indefinidas para que “no haya más barones con ‘b’ en la provincia”. Ese tono de “legado” y “cambio” fue una constante en el discurso de Vidal. 

La gobernadora apeló a sus emociones –“la provincia me afecta”–  para continuar alimentando la figura de la primera mujer que enfrenta a barones, mafias, policías y “jueces corruptos”. En un tono en el que interpeló más a los ciudadanos que a los legisladores –a los que solo les solicitó para 2019 el tratamiento de las leyes de extinción de dominio y de alquileres y el tratamiento de un protocolo contra la violencia de género en los tres poderes–, la gobernadora les prometió a los bonaerenses que defenderá “la provincia sin construir una carrera política” y que no es gobernadora “para usarlo como trampolín de votos” a una carrera presidencial. “Mi mandato termina el 10 de diciembre y los bonaerenses elegirán quién sigue”, aunque ella va por la reelección.