Una baja de la tensión en su rendimiento entre el 8° y el 10° round impidió que Brian Castaño afirmara en las tarjetas de los jurados las ventajas que acumuló durante la pelea. Al cabo de 12 asaltos cambiantes, el peleador de La Matanza empató ante el retador cubano Erislandy Lara, y en la madrugada del domingo retuvo por tercera vez su título superwelter de la Asociación Mundial de Boxeo sobre el ring del Barclay’s Center de Brooklyn (Nueva York).

Pero en verdad, debió haber ganado. Sólo que cada uno de los jueces vio un combate diferente: Kevin Morgan entregó una tarjeta favorable a Castaño por 115 a 113. John Mc Kaie dio los mismos números pero en beneficio de Lara. Y la señora Julie Lederman arribó a una salomónica igualdad en 114. Líbero tenía 116 a 112 a favor del matancero, a quien los tres oficiales le dieron por perdidas las tres vueltas finales. “Para mí me robaron, me vi ganador porque él hizo un boxeo elusivo y lleno de mañas. Si él quiere la revancha, se la doy. Pero si él no quiere pelear, pelearé con los otros campeones”, dijo Castaño, ofuscado por el fallo. De todas formas, no puede quejarse. Sigue siendo uno de los campeones de una categoría repleta de buenos valores, mantuvo su invicto de 16 peleas y le dejó una buena impresión a los grandes jefazos de la televisión de los Estados Unidos, los verdaderos dueños del negocio del boxeo mundial. Eso es lo que vale.

Fue el choque de estilos contrapuestos lo que terminó dándole interés a un combate sin grandes picos emotivos. Durante largos tramos, Castaño (69,853 kg) logró llevar el trámite de la media distancia hacia adentro, y forzó a Lara (69,535) a pelear en esa medida incómoda. Con una guardia cerrada y un avance hábil para encerrar al cubano contra las cuerdas, Castaño dominó con claridad del 2° al 7° asalto, en los que su poderoso gancho de izquierda varias veces taladró los planos bajos de su rival.

Pero el zurdo Lara, frío y contraofensivo, no se entregó nunca. Y en el segundo tramo de la pelea pudo hacer prevalecer su boxeo largo sostenido por la firmeza de su izquierda en directo. Cuando el desgaste detuvo el trabajo del campeón, Lara impuso su mayor alcance de brazos y sacudió la cabeza del campeón con varios zurdazos más justos que potentes. Había ventajas para Castaño al cierre de las acciones. Pero la pelea fue pareja. Por eso, más allá de la discrepancia, el empate es aceptable y no puede hablarse de un robo al argentino.

Más allá de la discusión del resultado, Castaño aprobó el examen. Ofreció su boxeo intenso y agresivo a los ojos del primer mundo pugilístico, y el poder le alzó el pulgar. En su peso abundan los buenos campeones (los estadounidenses Jermell Charlo en el Consejo, Jarrett Hurd en la Federación, y el mexicano Jaime Munguía en la Organización). Tal vez a fin de año pueda mirarle la cara a uno de ellos.