Las compañías no financieras (es decir, excluyendo por ejemplo los bancos) han abierto el grifo de la deuda de forma espectacular. Entre 2008 y 2018 las emisiones mundiales de bonos para financiar sus actividades aumentaron en promedio 1,5 billones de euros cada año, cuando en la década anterior el ritmo era la mitad, según detalló la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Cuatro de cada cinco euros de esta deuda proceden de las empresas de los países más desarrollados y su volumen se ha multiplicado por dos desde el 2008. Pero gran parte de este boom de la deuda es imputable a la expansión de las compañías chinas. En 2008 las firmas estaban prácticamente ausentes del mercado de la deuda. Desde el 2016 China es el segundo emisor de los bonos empresariales en el mundo. En su caso los números, en términos de volumen de títulos emitidos, se han multiplicado por cuatro.