La escuela Rosario Vera Peñaloza, de Pringles 1165, sigue sin clases. Como esta vez no se debe a un paro docente, las autoridades porteñas no parecen preocupadas. Hoy, 13 de marzo, un cartel pegado en la puerta recibió a los alumnos. Se les informaba, a ellos y a sus padres, que en virtud del artículo 51, inciso 4, del Reglamento Escolar de las Escuelas de la CABA no se dictarían clases, por razones sanitarias y de seguridad. 

El problema viene de lejos. Tal como informó este diario hace una semana, "la Rosarito" está infestada de ratas, desde hace varios años. Según Fabia García Panelli, presidenta de la cooperadora, si bien "la presencia de ratas es histórica", la situación empeoró en febrero, cuando comenzaron las tareas de remoción de tierra en el predio que está al lado del colegio, un baldío que pertenece al Automóvil Club Argentino. "A partir de ahí, se nos vienen todas las ratas", contó a Página/12. Sin embargo, el año pasado el comedor escolar estuvo clausurado por más de un mes por la presencia de roedores.

"Nosotros le preguntamos a la gente de MIG, la empresa que se encarga de la desratización, si existe la posibilidad de aumentar la desratización, pero nos dijo que el Gobierno de la Ciudad no les da más presupuesto", afirmó la presidenta de la cooperadora. En "la Rosarito", hay dos empresas que se encargan de la desinfección del establecimiento. Por un lado está MIG, que depende del Gobierno de la Ciudad, y por el otro está SI-AL, la empresa que tiene la concesión del comedor, que se encarga de desratizar ese espacio y la cocina.

El cartel en la puerta consigna que siguen encontrando excrementos de ratas en todos los sectores y que faltan los informes de las autoridades competentes en el área de Salud porteña para garantizar la salubridad del edificio. Aseguran que tal como está, no saben si no es peligroso para los que trabajan y estudian allí.