En estos años de práctica, escuché a diversos colegas pensar como un problema el manejo de la duración de las sesiones y la cuestión del pago en los inicios de un tratamiento. Es una cuestión fundamental, ya que tiempo y dinero son las dos variables más importantes de la relación analítica y no pueden supeditarse a un contrato fijo como si se tratara del intercambio de un servicio.

En un análisis se consulta a un profesional, pero no se contrata un servicio a cambio a dinero. El análisis requiere una intimidad que excede las relaciones instrumentales en que se basa nuestra vida cotidiana.

Ahora bien, ¿por qué suele ser un problema más o menos constante el tema del tiempo de la sesión y el costo del tratamiento? Es curioso, porque esto es algo que no pasa con otros profesionales de la salud: por ejemplo, todos hemos ido a un médico al que tuvimos que esperar durante más de una hora, que nos atendió menos de cinco minutos y al que le pagamos un monto significativo de dinero.

El análisis requiere una intimidad que

excede las relaciones instrumentales

en que se basa nuestra vida cotidiana.

No critico esta cuestión. Lo que me importa subrayar es que quienes atraviesan este tipo de circunstancia, no discuten ni el tiempo de espera ni la duración de la consulta, como tampoco el monto de los honorarios (aunque les parezcan exagerados). Por lo tanto, la explicación tiene que ser concreta: encontraron una respuesta. Es cierto que quizá a veces esa respuesta no es más que sugestiva, o bien podría creerse que es tranquilizadora porque se materializa en una receta u otra indicación. Sin embargo, esto es lo de menos, porque lo importante es que hubo respuesta. Esta cuestión me parece importante porque es un modo de ubicar que, como le gustaba decir a Lacan, en el análisis se crea demanda con oferta. La respuesta del analista es lo que produce demanda de análisis. En un primer momento, quizá haya demanda de un servicio profesional, pero si el analista responde, esa demanda puede tomar valor analítico.

En un análisis no se paga un monto fijo o variable en función de la situación más o menos inestable del país. El pago es el modo en que se elabora que el amor del analista no se inscriba como culpa solamente. Para decirlo brevemente, el análisis transforma la culpa en deuda y el modo en que lo hace es a través del pago, hasta que aparece la noción de algo impagable, lo que no se puede comprar en la relación con el otro.

*Psicoanalista, Doctor en Filosofía y Doctor en Psicología (UBA). Coordina la Licenciatura en Filosofía de UCES.