Las flores suelen llevarse a las tumbas para demostrar que una no olvida al ser querido que falleció. Pero las flores que ayer llevaban quienes recuerdan a Marielle Franco no representaban pasado, sino futuro. “Las rosas de resistencia nacen del asfalto “, había dicho Franco en su último discurso ante la Cámara legislativa de Río de Janeiro, donde se desempeñó como concejala del Partido Socialismo y Libertad durante un año y tres meses. Hasta que la asesinaron de cuatro tiros.

“Cuando la mataron no sabían que al día siguiente iban a surgir un montón más de Marielles. La muerte de ella hizo florecer Marielles”, afirma a PáginaI12 Dani Santana, historiadora y miembro de Colectivo Passarinho, quien convocó a la manifestación.  El sol caía en la ciudad a un año del asesinato de Marielle cuando las personas llegaron al Obelisco para pedir justicia. La temperatura bajaba, pero a las personas presentes no parecía importarles porque en el lugar de encuentro se reconocían y abrazaban. 

 “La sangre de los que caen luchando es el abono para las flores de las luchas futuras”, dice Denisse Braz, brasileña e investigadora afro. Braz explica que Marielle murió en un contexto en el que las personas que luchan por los derechos humanos en América Latina son perseguidas y asesinadas. “Pero no nos van a silenciar”, sentencia. 

Marielle cargaba en su cuerpo casi todas las opresiones juntas: era mujer, negra, pobre y lesbiana. “Una mujer que tuvo el coraje de meterse en el mundo político para visibilizar las violencias a las que son sometidas las minorías. Y murió porque en su tesis de maestría empezó a visibilizar las violencias de la policía en las villas de Río de Janeiro. Le costó la vida”, agrega Braz. En su corto trayecto como concejala, Marielle presentó un proyecto de Ley para incluir el Día de la visibilidad lesbiana en el calendario de Río. La iniciativa fue rechazada, así como otros 16 proyectos que propuso buscando lograr ampliar las políticas públicas para la comunidad afro y LGBTIQ.

Florencia Gomes, argentina afrodescendiente, también se hace eco de la consigna #FlorecerPorMarielle, repetida a lo largo de la jornada. “Matándola lo que quisieron hacer es acallarla, pero lo que pasó fue todo lo contrario. Se sembraron muchas semillas que florecieron y acá estamos sus flores para pedir justicia y para enarbolar su bandera de lucha por los derechos humanos y bregar por los hermanos afrodescendientes”, afirma la estudiante de arquitectura que lleva flores sobre una oreja y en un ramito.  

Las flores y sus colores también tienen una reivindicación más profunda. “Muchos de la comunidad de afrodescendientes en Argentina pidieron dejar de usar el negro como señal de luto, para representar dolor. Y los colores también representan la diversidad que Marielle representaba y por lo que luchaba”, afirma Lu Ocon, militante feminista que luce una vincha de flores y mejillas iluminadas con brillos. Ocon dice que pedir justicia por la militante brasileña desde Buenos Aires tiene sentido porque el feminismo latinoamericano tiene su historia y su impronta y que la lucha, aunque tenga sus particularidades, tiene que ser regional. “Y también para que no se replique acá, donde hay una persecución a la militancia muy grande”, agrega Angie Torres, también militante feminista. 

Al abrirse el micrófono, la primera en tomar la palabra es Nora Cortiñas, referente de Madres de Plaza de Mayo (Línea Fundadora) quien auguró que la semilla de Franco crecerá cada día, a lo que siguieron los vítores de “¡Marielle Presente!”. Cortiñas portaba una placa que decía “Calle Marielle Franco”, una intervención en su homenaje, y un pañuelo verde en la muñeca. Muchos eran los pañuelos verdes de la campaña por la lucha a favor de la legalización del aborto en la manifestación porque en la lucha por la diversidad y los derechos de las mujeres traspasa agendas y fronteras. 

Santana, la organizadora, asistió con su pequeña hija Helena. “Brasil es uno de los peores países para criar una nena, según dijo un estudio reciente. Por violencia doméstica, estupro, acoso callejero. Y ahora los derechos de las mujeres están en detrimento”, dice, mientras detrás de ella queman una foto del presidente brasileño, quien tiene en su haber frases como “nunca podría amar a un hijo homosexual” o “tuve cinco hijos: cuatro fueron hombres, y en el quinto tuve una debilidad y fue mujer”. El ultraderechista Jair Bolsonaro arde y con él los discursos que representa. 

“Traigo a mi hija a las marchas desde que estaba en la panza. Yo creo que ser feminista y tener una hija es enseñarle a andar en este camino, porque la revolución será feminista o no será. Por eso la traigo. Las niñas tienen que saber que las mamás están en las calles. No tenemos más tiempo para estar en las casas”, agrega Santana.  Helena, con su año y nueve meses, se para distraída sobre una bandera con el rostro de Franco y la frase “Soy porque somos”. La semilla y la flor.   

Informe: Bianca Di Santi.