Producción: Tomás Lukin


Espacios que se pierden

Por Aira González* y Germán O. García**

Los sectores inmobiliarios avanzan sobre áreas naturales protegidas con negocios que pueden impactar sobre el ambiente y la vida de los ciudadanos. Los avances se observan en el Parque Nacional Iguazú donde se pretende instalar una Villa Turística, la Reserva Ecológica de La Plata en donde se quiere construir un barrio privado y la Reserva de la Biosfera Parque Atlántico Mar Chiquita en donde se busca instalar un barrio náutico.

Investigaciones realizadas por la Organización de Naciones Unidas muestran cómo la velocidad en el cambio y degradación de los ambientes se ha incrementado en los últimos años. Ese proceso genera grandes preocupaciones vinculadas a la degradación del suelo y sus efectos sobre la producción de alimentos, el desabastecimiento de agua y la falta de acceso a la misma, la contaminación del aire, agua y los suelos y sus efectos sobre la salud. Algunos de los factores que influyen sobre la degradación del ambiente son el crecimiento poblacional, las urbanizaciones instaladas en lugares inadecuados, y la contaminación del agua y el aire por emisiones industriales y desechos peligrosos.

Los recursos naturales en general y las áreas protegidas en particular son los que proveen al ser humano los bienes y servicios que necesitan para vivir. Las áreas protegidas constituyen el núcleo fundamental de los esfuerzos nacionales e internacionales para proteger ambientes, especies amenazadas y atenuar el cambio climático. Estas proveen servicios de gran valor económico, ambiental, cultural y espiritual. Además son espacios que benefician a los seres humanos, ya sea por las oportunidades de recreación, el potencial genético de las especies silvestres y los servicios ambientales que proporcionan como: suministro de agua, alimentos, combustibles, regulación climática, atmosférica e hídrica.

En Argentina, el suelo destinado para conservación se ha convertido en el objetivo principal de todo un proceso de crecimiento urbanístico irregular que pone en peligro aspectos tan básicos para las ciudades como su equilibrio climático y ecológico. La Reserva de la Biosfera “Parque Atlántico Mar Chiquito” ubicada en la provincia de Buenos Aires, experimentó la reapertura de un conflicto en relación a la construcción del barrio náutico privado llamado “Lagos del Mar”. La disputa volvió a escena tras la aprobación de una ordenanza municipal que autoriza el uso del suelo en esta área, lo cual implica inicialmente la construcción de 400 viviendas en la zona de transición de la Reserva. El desarrollo de esta ordenanza también se convierte en un precedente para otras tierras de la reserva que están en manos de privados (más del 70 por ciento del área de la Reserva tiene esta característica).

Estudios realizados en el área donde se planea instalar el barrio náutico apuntan a que esta urbanización ilegal podría impactar de manera negativa sobre el ecosistema del humedal que preserva el área protegida de Mar Chiquita. El tipo de urbanización planteada aumenta el riesgo de inundaciones para la villa balnearia, reduce y fracciona uno de los últimos relictos de pastizal natural pampeano de Argentina, altera la calidad del agua superficial y subterránea, y aumenta la introducción de especies exóticas en el área protegida. Esto puede producir efectos sobre las personas que dependen del humedal: la contaminación de la albufera acompañada de una importante pérdida de biodiversidad puede afectar a los pescadores artesanales y recreativos, y a todo sujeto que visita el área para realizar turismo. A su vez influye sobre las actividades de investigación y monitoreo ambiental del área que se vienen desarrollando durante más de tres décadas. El crecimiento de las inundaciones podría afectar la producción de los campos aledaños a la Reserva y la calidad de vida de quienes habitan la misma. Siendo el mayor riesgo que desaparezca el humedal tal cual lo conocemos hoy. Por eso, más allá de la realización de los estudios de impacto ambiental correspondientes para cada caso, es necesario considerar que cada espacio de área natural protegida que se urbaniza es un espacio que se pierde para la recreación, turismo, investigación y preservación de la biodiversidad.

* Licenciada en Sociología. 

**Doctor en Ciencias Biológicas.